Como cada 2 de febrero, quienes el 6 de enero»sacaron» el muñeco de la Rosca de Reyes deberán invitar los tamales a sus familiares y amigos. ¿Por qué sucede esto? Aquí una breve explicación del origen y la historia de esta tradición del Día de la Candelaria.
Todo tiene un origen prehispánico que, tras la Conquista, se fundió con las creencias y tradiciones cristianas en nuestro país.
Para empezar, hay que aclarar el simbolismo de la Rosca de Reyes: según el catedrático e investigador de la Universidad Anáhuac, Alberto Peralta de Legarreta, este pan circular tiene su origen en la Grecia antigua, solía compartirse con los más necesitados.
Fue en el siglo IV cuando surgió la idea de introducir un haba en la rosca, y quien la sacara se convertía en el «Rey de reyes» o «Rey de la haba»; en la Edad Media, ya se conocía como Roscón de reyes.
La forma circular de la rosca tiene diversos simbolismos: por un lado, representa la corona del rey o, en este caso, la corona de Adviento —como la que se coloca en las puertas durante la Navidad—; por otro, simboliza un ciclo completo: una vuelta al Sol o un año entero.
Además, está el número 12 que, según Peralta de Legarreta, también representa una «completitud»: existen 12 meses en el año, 12 constelaciones del zodiaco y Jesús tuvo 12 apóstoles, además de que se apareció 12 veces tras su resurrección. Así, la Epifanía de los Reyes, que cae en 6 de enero, tiene lugar 12 días después del nacimiento de Jesús.
El Día de la Candelaria
Ahora bien, la palabra epifanía quiere decir: «El sol niño se manifiesta». El cristianismo tomó este significado y se lo puso a Jesús, que “se manifestó” y los tres confines del mundo conocido mandaron a sus reyes a rendirse ante el Rey de Reyes.
Además, el 2 de febrero terminó la cuarentena tras el parto de María, ese día Jesús fue presentado en el templo y hoy se celebra la Candelaria: la luz de las candelas o velas, ardiente y amorosa, se presenta.
Por otro lado, continúa el académico, en Mesoamérica el 25 de diciembre renacía el Sol después de haberse “detenido” en el horizonte; trece días después —de este lado no eran doce sino trece—, el 2 de febrero, comenzaba el año mexica.
En esa fiesta mexica se hacían tamales cocidos al interior de una olla “embarazada”. De manera mestiza, hoy ligamos ambas fiestas, con dos panes complementarios: la rosca que formula una promesa y el tamal que la cumple.
Fuente: Milenio