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Pierden migrantes ‘sueño americano’

Migrantes mexicanos y centroamericanos que buscan llegar a Estados Unidos quedan en la ruina y sin alcanzar el sueño americano.


«Muchos están siendo engañados desde la frontera sur. Basta platicar con ellos un día para darnos cuenta que les mintieron. A muchos desde su país de origen les cobraron por el viaje», indicó Enrique Valenzuela, titular del Consejo Estatal de Población (Coespo), que coordina en la frontera norte la atención a la población migratoria que busca solicitar refugio.

«Les dijeron que era fácil llegar y que era fácil cruzar y que Estados Unidos estaba brindando asilo político y que era un buen momento para que pasaran».

Carmen, como se identificó una madre soltera hondureña de 38 años, viajó desde su país con una hija de seis y un hijo de 17 años. Se endeudó para conseguir el dinero necesario para cruzar, pero en la frontera se encontró un panorama muy distinto al que le vendieron.

Ella reconoce que no hubiera podido llegar sin un «pollero» o «coyote».

«A mí me cobraron barato, como 4 mil dólares», contó en un albergue de Ciudad Juárez, donde espera su proceso de asilo político, el cual, además, tampoco sabía en qué consistía.

Explica que solo quería una mejor calidad de vida.

«Yo no voy a mentir, yo me vine con guía (…) Es mentira que uno se puede venir solo porque México es peligroso y luego yo sola con mis dos hijos es más peligroso todavía».

En muchos casos, los migrantes venden todo lo poco que tienen, incluidas sus casas, para pagar a polleros.


«La verdad es que yo no iba a pedir asilo. Uno quiere lo mejor para sus hijos, para una buena educación, pero en ningún momento yo le dije (al personal del Departamento de Aduanas y Protección Fronteriza) ‘quiero hablar con un juez o quiero asilo'», aseguró.


Lo que se imaginó es que podría obtener un permiso para trabajar.

«Es lo que creía yo que estaban dando, pero en ningún momento pedí asilo».

Sin embargo, las autoridades de Estados Unidos le iniciaron el proceso una vez que fue detenida en el Río Bravo al cruzar de manera indocumentada en abril pasado.

Su experiencia en el centro de detención y lo que siguió es algo que busca superar.

«Ahí lo tratan a uno como animal, lo tratan mal. Yo sé que no es culpa de ellos, pero (los oficiales) son racistas».

La mujer narra que incluso se enfermó por lo frío del lugar donde estaba retenida.

«La experiencia allá y el regreso aquí, eso es lo peor que me ha pasado en la vida».

Cuando llegó a Estados Unidos, pensaba que sería enviada con su hermana, pero descubrió que así no funcionaban las cosas hasta que estuvo detenida.

«La sorpresa es que nos dicen que venimos para Juárez porque el hombre este (el agente) nos hizo firmar que nosotros pedimos con un juez de migración y en ningún momento pedimos», lamentó.

Recuerda que en el centro de detención había un sanitario, pero no regadera, por lo que no se podían bañar.

«De comer nos daban un burrito y helado hasta con hielo», se quejó.

Otros migrantes reciben apoyo económico de sus parientes en Estados Unidos.

«Y ya cuando estemos allá lo pagaríamos, pero pues ahora ni pudimos pasar porque nos agarró la Patrulla Fronteriza y debemos el dinero», contó a su vez María Herrera, una oaxaqueña que deportaron por Ciudad Juárez.

En su caso, le cobraron 2 mil dólares por pasarla por el área de Santa Teresa, Nuevo México, donde cuando apenas había cruzado fue detenida por la Patrulla Fronteriza.

«Ahora voy de regreso a Oaxaca, no me queda de otra, tengo que trabajar para pagar lo que me prestaron. Allá están mis hijos», comentó la mujer.

Fuente: Reforma

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