MÉRIDA, YUCATÁN, A 7 DE FEBRERO DE 2017.– Mucho se ha hablado del nuevo muro que se ha de construir. De este lado de la frontera la opinión generalizada es de reproche, de censura, en tanto que allende del río Bravo la opinión está dividida, entre quienes suspiran aliviados de que “por fin” se ponga un freno a la oleada de “criminales” que llegan cada año a los Estados Unidos, y por otra parte, quienes critican esta medida por considerarla inhumana e ignominiosa.
COSTO
Ya George Bush hijo había levantado poco más de 500 kilómetros de un muro, que afectó propiedad privada, reservas nacionales y causó inconformidad entre sus ciudadanos, pues la única manera de edificarlo es en territorio estadounidense. Ahora Donald Trump se empeña en construir otro muro, esta vez abarcando los más de tres mil 300 kilómetros de frontera, más alto y a un costo de miles de millones de dólares.
Eso sería un desacierto tanto económico, como propagandístico y esto último repercutiría en el aspecto político, porque ¿después de todo a quien se le ocurriría gastar tantos dólares en algo que no va a servir?
Podríamos compararlo con el muro de Berlín, pero no tendrá torretas de vigilancia con guardias armados, podríamos pensar en la línea Margninot, pero tampoco tiene bunkers (que de nada sirvieron para frenar a los alemanes cuando quisieron invadir Francia, dicho sea de paso), o con la línea que dividía el imperio romano de los territorios bárbaros (esa línea fue simbólica, más que defensiva).
Pero más bien se me antoja una especie de Gran Muralla China, levantada para mantener intacta la cultura del imperio y mantener fuera a los bárbaros. Es una construcción impresionante, pero no toda es de piedra, salvo el tramo que se muestra a los turistas, que por sí misma es monumental, varios segmentos fueron hechos de diversos materiales, como terracota o ladrillos de barro, según el lugar donde se encontraran y actualmente están muy deteriorados, prácticamente irreconocibles o, en el peor de los casos, ya solo quedan los cimientos y las huellas de sitio.
¿Por qué me recuerda a la muralla China? Bueno, porque ambos serán un símbolo. Ambos muros se extenderán por barrancos y desiertos, con puestos de vigilancia y sistemas de comunicación, pero en realidad con todo ello no se podrá cubrir la totalidad del terreno, ni se evitará el cruce.
En noticieros se han entrevistado a inmigrantes, polleros/coyoteros, funcionarios públicos, etc., quienes han coincidido en sus críticas y todo eso, y se coincide en que el muro no va a impedir el paso de la gente, los va a demorar unos minutos más, pero van a seguir cruzando. Eso lo sabe el presidente Trump y por ello su orden ejecutiva para impedir la entrada de los inmigrantes legales, medida impopular y que está enfrentando oposición legal.
¿Eso hace del muro por construir como algo inútil? Sencillamente no. Ese muro es útil.
Los polleros o coyoteros, han ido más allá al decir que tardarían un poco más, pero harán agujeros, ya sea cortándolo con soplete o derribándolo con martillo y cincel. Ya sea por arriba o por abajo, pero la vía la van a abrir y eso servirá para que ellos cobren más por “llevar” a los inmigrantes y no hablamos de sólo mexicanos, sino que también debemos mencionar a centroamericanos.
Nuevamente la pregunta ¿el muro es inútil? La misma respuesta: no, no es inútil.
Ahora explicaré por qué.
El muro está cumpliendo un propósito. Tema manejado durante la campaña, fue un excelente medio propagandístico para sembrar el temor y fijar la atención en Donald Trump, quien durante meses manejó una postura tendiente a crear en el ánimo del electorado una desconfianza hacia los extranjeros, una especie de paranoia similar a la seguida del fatídico 11 de septiembre.
Con la paranoia creada surgió la necesidad de sentirse seguros, por ello ofreció una respuesta y se erigió en el salvador, en el dueño de la solución.
La ecuación es simple. Es algo que se sigue en mercadotecnia. Primero doy a conocer el problema (real o no), luego señaló a qué nos puede llevar el no darle solución (o sea, se crea la necesidad de un producto) y luego, para coronarlo, se da esa solución. En este caso el muro es la solución al problema esgrimido durante meses.
Claro, esta labor de convencimiento no era necesaria con aquellos sectores reaccionarios anti inmigrantes, a esos no fue necesario convencerlos de nada. Ellos dan por un hecho que se trata de un mandato de Dios, por decirlo de algún modo.
Por eso el muro es útil. Incluso para quienes tanto lo critican.
Es bastante útil con fines electorales. Así se ha dado una solución al problema manejado durante años y eso puede capitalizarse en votos para el partido que postuló al actual presidente.
Por el otro lado, es bastante útil, porque más que muro será un escaparate donde se exhibirá la sinrazón y el fanatismo del régimen en el poder en los Estados Unidos durante fines del siglo XX y principios del siglo XXI, lo cual será invaluable para los historiadores futuros.
Será un escaparate monumental, como fue la Cortina de Hierro, solo que a diferencia de esta, el muro fronterizo tendrá evidencia física y no solamente doctrinal e ideológica.
Además, será útil para las elecciones dentro de cuatro años, al analizar los logros obtenidos y si acaso justificó los millones de dólares gastados y el impacto en la economía del Sur de los Estados Unidos.
Pero habrá que estar pendientes de los efectos colaterales y de los berrinches del flamante presidente de los Estados Unidos, quien tiene a su disposición el mayor poder bélico de este lado del mundo y eso lo hace amenaza para todos.
Hasta la próxima…