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La guerra de memes

Fe de ratas

La guerra de memes

Por José Javier Reyes

¿Cuántos aviones se pueden derribar con los gritos destemplados de un grupo de personas fanatizadas por sus líderes político-religiosos? Si bien el terrorismo ha sido una respuesta de grupos ridículamente minoritarios, el dolor y la muerte que provocan es muy real. No obstante, confundir la posibilidad de un ataque terrorista que, si bien es espectacular y terrible, con una guerra y más aún, darle el nombre de “Tercera Guerra Mundial” es una exageración. La aplastante superioridad de la maquinaria bélica de Estados Unidos contra el discreto desarrollo nuclear de Irán garantizan que la World War III sólo exista en la especulación. Para ciertos medios, en cambio, ha sido eficaz para mantener la atención de un público deseoso de ser asustado.

Más absurdo aún es pensar que una turba iracunda de ciudadanos musulmanes manipulados, sea el equivalente de un ejército preparado para la yihad.


Es obvio que se sientan humillados por la intervención militar de la superpotencia en suelo iraquí para matar a un alto militar iraní y salgan a manifestarse, pero aún es temprano para saber si tomarán las armas en una guerra con un resultado más previsible que una corrida de toros. Al margen de las razones militares para que Donald Trump ordenara la muerte de Qaseim Soleimani, eraevidente que esta decisión traería consecuencias. No obstante, hablar de la WWIII resulta más que exagerado. Llamarla Guerra del Golfo, parte 2” todavía no sería un símil justo.

Pero aún una fuerza destructiva limitada como la de Irán es inmensa si se compara con el poder militar del Ejército Mexicano, para el cual los cárteles de la droga son suficiente problema. Aliados a fuerza de nuestro vecino del norte, la posibilidad de enfrentar la WWIII al lado de los estadounidenses ya es en sí un chiste. Qué mejor si ante la bajísima probabilidad de que ocurra dicha conflagración y ante la aún más improbable participación de México, atacamos con la única arma que nos permite la tecnología: los memes.

Y pese a ciertos comentarios que censuran la actitud disipada y desmadrosa de los mememakers, nadie los puede culpar por mandarle a los iraníes mapas donde señalan dónde terminan los Estados Unidos y dónde comienza México. Porque si la amenaza de Irán es algo lejano, improbable y desconocido, las fricciones con nuestros aliados del norte, en términos de una política migratoria agresiva y una política comercial inequitativa, son reales y bastante cercanas.

Pero si las acciones de los creadores de memes parecen frívolas e irresponsables, nada se compara con las acciones del presidente norteamericano. El ataque a un funcionario de alto rango del gobierno legítimo de un país (a pesar de que se pueda alegar que era un impulsor del terrorismo) es, como acto de campaña, un grave error de cálculo, una estupidez.

No significa ignorar o soslayar una amenaza que es real. La escalada de tensiones entre Irán y EU redundará en acciones bélicas y en pérdidas humanas, aunque no será, obviamente,la WWIII. Lo más triste de todo esto es que tales vidas serán inmoladas en aras de la reelección de Donald Trump.

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