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Justicia social en tierras ejidales, factura pendiente

Mérida, Yuc.- La regularización de tierras ejidales es una deuda pendiente que impide el desarrollo e ingresos justos a comunidades que durante varios años han trabajado la tierra y que a falta de recursos o acceso a programas gubernamentales, optan por venderlas.
Un adecuado programa de apoyo y asesoramiento, que permita a su vez una regularización adecuada, es parte de la deuda que el Gobierno Federal tiene con quienes durante años han trabajado la tierra y que a falta de recursos deciden vender.
“Lo que pasa es que sí lo saben, pero como le digo es difícil juntar un dinero, para pagar esa regularización y de eso pasan dos años, tres años, para que salgan los títulos de propiedad”
“La regularización sí nos beneficia de cierta manera porque nosotros al regularizar pagamos un costo y a la vez recuperamos lo que le invertimos y podemos vender un poco más caro”
“Es bueno regularizar porque de ahí puedes ganarle un poco más cuando lo vayas a vender y el que lo compra ya tiene una seguridad igual”, aseguró Miguel Ángel Chablé, ejidatario de Sitpach.
Requieren de una autoridad que respalde y vigile adecuadamente la compra-venta de tierras, asesore y acompañe a los ejidatarios en estas transacciones.
Esto significaría para los ejidatarios mejores condiciones para sus comunidades y familias.
“Me beneficia porque lo vendo un poco más caro de lo que cuesta realmente como ejido, porque como ejido tiene un costo muy bajo y ya regularizado, tiene un costo más ajustado (ligar) como es un poco más elevado ese dinero lo utilizamos para que hagamos algún trabajito de lo que necesitemos en la casa y sí nos produce un poco más (ligar) como ahorita mis hijos ya terminaron de estudiar, les sirve para que puedan estudiar y a trabajar ahora, sí nos beneficia bastante”, agregó don Miguel Angél.
“Porque ya hay un patrimonio pa’ nuestros hijos, ya hay algo seguro para ellos, para que ellos tengan con qué ayudar a sus hijos (ligar) la venta de los terrenos nos beneficia porque al vender un terreno todo con lo que logremos vender el terreno nos beneficia para mejoras de nuestras casas, nuestras viviendas y para tener también algo de dinero en efectivo, para beneficio de nuestros hijos y terminar de pagarles la escuela”, aseveró don Fernando Tepal, otro ejidatario de la comisaría de Sitpach.
“Es muchos años que sus padres fueron ejidatarios  y si el papá fallece deja, cómo se reparten las tierras, ya se repartió todo, ya no hay, ya a todos les tocó su parte; ya no hay tierra para repartir, a ver si se puede vender, porque ya no hay tierra”, apuntó finalmente el comisario ejidal de esa misma comisaría, Leonardo Chalé.
Un correcto proceso de regularización, sin simulaciones y sin lagunas legales.
Trabajar en acciones que permitan combatir malas prácticas, resolver casos pendientes y darle certeza jurídica a las familias que aún conservan un patrimonio, para sus hijos es garantizar la tierra a quienes lo han trabajado y coadyuvar con la iniciativa privada a incentivar el desarrollo de estas comunidades, con un pago justo y sin intermediarios.

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