Activistas, científicos, políticos y ciudadanos de Islandia asistieron a la ceremonia de despedida del glaciar Okjokull el pasado 18 de agosto, que se derritió como consecuencia de aumento de las temperaturas en la Tierra.
El glaciólogo islandés Oddur Sigurdsson, quien ya advirtió sobre el peligro que corría esa masa de hielo hace 10 años, presentó un certificado simbólico de la ‘muerte’ de ese glaciar, que llegó a tener una superficie de 15 kilómetros cuadrados.
Por la disminución de su tamaño, en 2014 perdió su denominación —el primer gran bloque de hielo islandés que se quedó sin ese estatus— y desde entonces solo se le conoció como Ok, sin la palabra islandesa que significa ‘glaciar’.
Concienciar al ser humano
Las autoridades islandesas instalaron una placa de bronce en la roca que estaba cubierta por el hielo con una ‘Carta para el futuro’, en un intento de concienciar sobre los efectos del cambio climático y sus consecuencias para la humanidad.
«Se espera que en 200 años todos de nuestros glaciales sigan el mismo camino», advierte ese texto, que también incluye la frase «415 ppm CO2»: el nivel de dióxido de carbono récord registrado en la atmósfera en mayo de 2019.
«Ok ha desaparecido, esto no es Ok», escribió en Twitter la primer ministra de Islandia, Katrín Jakobsdottir, quien afirmó que hará del cambio climático «una prioridad» en la reunión que los líderes de los países nórdicos celebrarán con la canciller de Alemania, Angela Merkel, esta semana en Reikiavik.
Los glaciares cubrían el 11 % de Islandia —cerca de 11.000 kilómetros cuadrados— y contienen hasta 3.600 kilómetros cúbicos de agua en 2008.
Fuente: Actualidad RT