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FE DE RATAS: Cuándo mezclar el agua y el aceite

Mérida, Yucatán, 12 de agosto de 2017.– Que no le digan, que no le cuenten: claro que se puede, si es en el ámbito de la política. Lo imposible se hace posible, los extremos se tocan; aquí es allá, arriba es abajo. Izquierda y derecha son meros puntos de referencia cuando está por encima el interés superior de la patria. Por supuesto que dos plataformas políticas encontradas como la del PAN y la del PRD se pueden armonizar y pueden impulsar a un mismo candidato a la presidencia de la república para el 2018. Pero cuidado, porque si se hace al trancazo, el asunto se puede revertir. Dicho en otras palabras, se puede mezclar el agua y el aceite, pero sólo en los siguientes casos:

  1. Cundo nuestro principal dirigente se lleva toda la militancia. Este caso desgraciadamente ocurre cuando el partido no es tal sino una bola informe de cacicazgos apelmazados por intereses demasiado inmediatos. Entonces hay que construir los consensos.
  2. Cuando el que era nuestro principal dirigente amenaza con arrasar en las elecciones. Consecuencia de lo anterior, aquél por quien estábamos dispuestos a dar la vida o por lo menos el voto, nos puede ganar el mandado lo que, estatutariamente, no debemos permitir.
  3. Cuando nosotros solos no ganamos una elección ni por favor. Pese a nuestros esfuerzos por construir una patria generosa, el electorado rebelde sigue votando por los de siempre. Hagamos el esfuercito y traguémonos nuestro orgullo, junto con la declaración de principios.
  4. Cuando los del otro bando tampoco ganan. Eso es bueno, pero debemos aprovechar. Esta es una ecuación que sólo en la política funciona: nada + nada = algo. Unamos fuerzas, esperemos que las condiciones políticas se den y pongámonos en la fila, que algo nos tocará.
  5. Cuando ya se vio que los de siempre no ganan ni el muñequito de la rosca. Y es que los continuos tropiezos del presidente, los escándalos de corrupción de los gobernadores y las elecciones cuestionadas no dan lugar para mucho. A la oportunidad la pintan calva.
  6. Cuando 2 + 2 no son 4. Ambos partidos querrían ser los herederos de la silla presidencial. Pero haciendo cuentas, es mucho más seguro tener el cien por ciento de probabilidades de quedarse con el 50 por ciento de la silla que el 50 por ciento de probabilidades de quedarse con el 100 por ciento. Simple aritmética.
  7. Cuando los electores no votan por el mejor, sino por el menos malo. Y en esta circunstancia estamos desde hace 20 años, al menos. Y nada en el horizonte político parece augurar otra cosa. El tiempo de cosechar nuestra voluntad política de hacer alianzas puede haber llegado.

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