
«Les llamamos ‘stormquakes’ (‘tormentamotos’), señaló Wenyuan Fan, profesor de Ciencias de la Tierra, el Océano y la Atmósfera de la Universidad Estatal de Florida y autor principal del nuevo estudio publicado en la revista Geophysical Research Letters.
Los científicos analizaron cerca de una década de registros sísmicos y oceanográficos desde septiembre de 2006 a febrero de 2019.

Fan y sus colegas encontraron una conexión entre tormentas fuertes y actividad sísmica intensa cerca del margen de la plataforma continentaly los bancos oceánicos (sitios de poca profundidad en relación a sus alrededores).
El huracán Sandy, por ejemplo, que dejó más de 200 muertos, no causó sismos.
Esto indica que los terremotos están influenciados por las condiciones oceanográficas particulares y la topografía del fondo oceánico, explicó Fan.
«Hay muchas cosas que aún no sabemos», señaló el científico.
«Ni siquiera sabíamos que este fenómeno natural existía».
Huracanes Bill, Ike e Irene
Los científicos usaron un enfoque novedoso para detectar y localizar eventos sísmicos y para determinar si esos eventos sísmicos eran terremotos.
Para que se trate de un ‘stormquake‘ debe cumplir requisitos geofísicos que permiten constatar la correlación entre la tormenta y el evento sísmico.

Un ejemplo de ‘stormquake‘ citado por Fan es el huracán Bill, un huracán del Atlántico que se originó el 15 de Agosto de 2009, se fortaleció hasta alcanzar categoría 4 y llegó a Terranova como tormenta tropical.
Cuando se acercó a las costas de Nueva Inglaterra era un huracán de categoría 1.
Con la llegada del huracán se registraron numerosos eventos sísmicos en las costas de Nueva Inglaterra y Nueva Escocia, que produjeron olas superficiales.
De forma similar, el huracán Ike en 2008 causó tormentas y actividad sísmica en el Golfo de México. Y el huracán Irene en 2011 hizo lo mismo cerca de Little Bahama Bank en la costa de Florida.
Fuente: BBC Mundo