Cada 22 de abril se celebra el Día Internacional de la Tierra y este año es si cabe más especial, pues la conmemoración cumple medio siglo.
La fecha elegida por la ONU para honrar a nuestro planeta recuerda los eventos del 22 de abril de 1970, cuando 20 millones de personas salieron a las calles de las principales ciudades de Estados Unidos para protestar por el daño que la actividad humana le estaba causando en el medioambiente.
Con ocasión del Día de la Tierra, hacemos un repaso de algunos datos fascinantes sobre el planeta al que llamamos nuestro hogar.
1. La Tierra no es una esfera perfecta
Habitualmente se representa a nuestro planeta como una esfera perfecta, pero esa no es su forma precisa. La Tierra está achatada en los polos, por lo que su forma se asemeja más a un esferoide oblato.
Como sucede en otros planetas, el efecto de la gravitación y de la fuerza centrífuga producida por la rotación sobre su eje genera el aplanamiento polar y el ensanchamiento ecuatorial. Así, el diámetro de la Tierra en el ecuador es unos 43 kilómetros mayor que el diámetro de un polo a otro.
Los elementos químicos más presentes son el hierro (alrededor del 32%), el oxígeno (alrededor del 30%), el silicio (alrededor del 15%).
Los científicos creen que el núcleo de la Tierra está compuesto principalmente de hierro (alrededor del 88%).
Así, por ejemplo, al irnos desplazando desde el ecuador hacia los polos, aumenta paulatinamente la intensidad del campo gravitatorio, aunque la diferencia sea imperceptible para los humanos.
La Gran Barrera de Coral, situada frente alas costas de Australia, es la mayor estructura única formada por organismos vivos del planeta, hasta el punto de que es la única que puede verse desde el espacio.
Se extiende por más de 2.000 kilómetros y acoge a miles de especies marinas.
En 1981, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
El campo magnético terrestre actúa como un escudo contra el bombardeo continuo de partículas solares.
Este campo se extiende desde el núcleo interno de la Tierra hasta el límite en el que se encuentra con el viento solar.
Entre otras cosas, el campo magnético también ayuda a la orientación de algunos animales y a la nuestra, con el uso de las brújulas.