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Descifran los nombres de los guerreros del Templo Superior de Jaguares, es el linaje de los Cocom

En una ardua investigación que les llevó 7 años, los arqueólogos Eduardo Pérez de Heredia y Peter Biró dan pie a un nuevo y extraordinario descubrimiento en Chichén Itzá: identifican a uno de los linajes más antiguos, en el Templo Superior de Jaguares, que corresponde a los Cocom.

Este gran descubrimiento, que abre una nueva puerta al conocimiento de Chichén Itzá y de los antiguos linajes de la nobleza maya prehispánica, se basó en el estudio de documentos de la colección de Theodore Willard y su correlación con los glifos del también llamado Templo de los Jaguares, donde están representados los guerreros.

Los 14 personajes que fueron identificados nombre por nombre, coinciden sorprendentemente con catorce de los nobles Cocom del documento de Willard, que enlista a 61 de ellos, coincidiendo también en el orden de sucesión.

Esta fascinante revelación está documentada en el libro «La Casa Real de Cocom. Una historia de Yucatán», escrita por Pérez de Heredia y Bíró, el cual fue publicado recientemente en su versión digital y difundido entre la comunidad científica internacional.

La buena noticia es que ya se puede consultar y descargar de manera gratuita a través del portal Academia.edu, en el siguiente vínculo: https://www.academia.edu/44631362/LA_CASA_REAL_DE_COCOM_UNA_HISTORIA_DE_YUCAT%C3%81N.

En el libro, los destacados autores, doctores en arqueología, revelan los nombres descifrados de los Cocom, en orden de sucesión: Ek, Ekmay,

Akin/Hkin, Kan, Kuh, Dzaay, Hooch/Mooch, Chuh, Chuc, Eedz, Lobech, Zi, Keuel y Mehen.
Su traducción al español significa, en ese mismo orden: Estrella, Mapache, Sacerdote, Serpiente, Diente, Vaso, Dios, Pedernal, Infante, Brasa de Carbón, Algodón, Gusano, Piel de animal e Hijo.
Los documentos Cocom se encuentran actualmente en el Southwest Museum en Pasadena, Estados Unidos, el cual lleva años cerrado y no son accesibles. Existen temores entre los académicos acerca de su estado de conservación.

Estos documentos fueron comprados por Willard a inicios del siglo XX, pero no fueron redescubiertos sino hasta los años 80 por la antropóloga Ruth Gubler.
El Templo Superior de Jaguares o Templo de los Tigres, en cuyos glifos se identificó a los Cocom, fue considerado por John Lloyd Stephens como “quizás la mayor gema del arte aborigen que sobrevive aún en el continente americano”.

Los autores del libro, especialistas con una larga trayectoria en arqueología maya, optaron por una edición digital gratuita porque es un tema de interés general, y querían acceder a un mayor público, especialmente en Yucatán y en la comunidad maya.

Eduardo Pérez de Heredia y Peter Biró, egresados de la UADY y de la UNAM respectivamente, comenzaron a colaborar mientras cursaban el doctorado en arqueología en la Universidad de La Trobe en Melbourne, Australia, enfocándose en la historia de Chichén Itzá. Esta es su octava publicación en conjunto.

En este nuevo libro trazan el origen del linaje de los Cocom desde el periodo Clásico Terminal y su adaptación a la llegada de los Toltecas, en los inicios del Siglo X.
El linaje de los Cocom, explican en el libro, puede tener su origen en el reino de Komkom, cuya capital coincide con el actual sitio de Buenavista del Cayo, en Belice.
Ambos términos, Kokom y Komkom son sinónimos y se refieren a una planta sarmentosa identificada con la vainilla; aun cuando Kokom significa también juez en maya yucateco y se refiere a la posición en el gobierno que tenía este título en Chichén Itzá.
Además de su origen, la obra narra la historia del linaje Cocom desde su fundador Yajawal Cho (el Cocom Mandíbula) en el Chichén Itzá del siglo IX, hasta la actualidad, cubriendo doce siglos de historias fascinantes en que los Cocom se integraron al Chichén Tolteca en el siglo X, para después trasladarse y fundar Mayapán.

Y a la caída de esta capital, a Tibolón y Sotuta, donde se encontraban a la llegada de los españoles comandados por el célebre Nachi Cocom.
En páginas siguientes se examina el papel de los Cocom en el gobierno de Mayapán hasta el episodio de la matanza, que conllevaría a su enemistad y rivalidad con el grupo de los Tutul Xiu, el cual marcaría el papel que tuvo cada linaje en la guerra de conquista de los españoles.

Posteriormente, se presenta la historia de Nachi Cocom y el asentamiento de los Cocom en Sotuta.
Precisamente, la arquitectura colonial de Sotuta, tanto civil como religiosa, incorpora muchos elementos propios del linaje Cocom.
Dos símbolos característicos de este linaje en la época colonial fueron el faisán, la cruz y las flores.
Los autores advierten que el patrimonio arquitectónico de Sotuta se ha deteriorado en las últimas décadas y actualmente una extraordinaria capilla está en peligro de derrumbarse.

El libro «La Casa Real de Cocom. Una historia de Yucatán», de Pérez de Heredia y Péter Bíró, recupera también algunos episodios un tanto olvidados, como el Auto de Fe de Sotuta, en el que Fray Diego de Landa exhumó los restos de Nachi Cocom y los quemó en una pira, pues descubrió que había cometido idolatrías en vida.

El Auto de Fe de Maní, aunque es el más conocido, no fue el único promovido por Landa.
Al día de hoy, muchos yucatecos llevan el apellido Cocom, que tiene más de mil años de antigüedad. Ellos descienden de este importante linaje maya que tuvo un lugar protagónico en la historia del Yucatán prehispánico y cuyo legado sigue vigente, subrayan los arqueólogos Eduardo Pérez de Heredia y Peter Biró.

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