Los esposos Eladio Casanova Gómez e Inés Martínez Pérez, de 102 años y 95 años respectivamente, y vecinos de Progreso, cumplieron 80 años de matrimonio. Se casaron un 15 de diciembre de 1940.
Con esto, serían el matrimonio vivo más longevo del mundo, pues un matrimonio de Texas, EE.UU. que ostentaba ese mismo récord, pasó a la historia luego de que uno de sus integrantes falleciera este mismo año.
De acuerdo con los Récord Guinness, el matrimonio más longevo del mundo era -hasta el año 2019- el conformado por los esposos Charlotte Curtis y John Henderson, pero éste último falleció en octubre pasado.
De este modo, la pareja de progreseños ocuparía ese lugar privilegiado como el matrimonio vivo más antiguo del mundo.
Con restricciones por la pandemia, la pareja celebró acompañada de su familia cercana con un rico pastel.
Los esposos Eladio e Inés tienen una descendencia de 87 personas entre hijos nietos, bisnietos y tataranietos.
Son así, uno de los matrimonios más sólidos de este municipio, donde las visitas se realizaron de forma escalonada para evitar aglomeraciones.
Don Eladio dijo que el matrimonio es para toda la vida, debido a que hay que saberles inculcar valores y responsabilidades a los hijos, algo que lamentablemente se ha quedado en el olvido donde ahora vemos que los hijos les pierden el respeto a sus progenitores.
SE CONOCIERON DE 20 Y 15 AÑOS DE EDAD
Don Eladio menciona que este contrajo nupcias con el amor de toda su vida a la edad de 20 años, cuando doña Inés apenas tenía 15 años.
Aun con los años transcurridos, disfrutan de ver televisión en su hogar donde son visitados por sus hijos, aunque son muchos y cada quien, de acuerdo a sus tiempos, están pendientes de ellos.
Don Eladio, quien fue albañil y después contratista explica que para casarse tuvo que tener el aval de maestro albañil, en aquellos años cuando las construcciones se realizaban de cal y arena, no había cemento, la cal se obtenía después de quemar la piedra con carbón.
Aun no se inventaban los bloques ni armados de acero todo era en la construcción con cal piedra y arena, al igual que las herramientas eran de madera no había las cucharas de albañil de esta manera se trabajaba.
La familia inicia con la llegada de su primera hija, María Elena, después, Lidia María, el tercero fue mi hijo José Martín, José Fernando, Eladio, Jaime Javier y por ultimo Jorge Enrique.
UNA GRAN FAMILIA
Haciendo un total de 7 hijos, 19 nietos, 55 bisnietos y 6 tataranietos o sea que tenemos una descendencia de 87 personas en realidad es una verdadera bendición tener tantos frutos de nuestro árbol, revelan ambos esposos.
Información / Progreso Hoy /Julio Jiménez Mendoza