Pero ¿qué es eso? ¿es ese animal un fenómeno de la naturaleza? ¿es el chupacabras?
Aunque algunos creen que sí, no, para nada, se trata en realidad de un zorro volador filipino o murciélago diadema de Filipinas. Su nombre científico es Acerodon jubatus, y, como cabría esperar, es la especie más grande de murciélagos en el mundo.
Y aunque su imagen nos traiga visiones de Drácula, la verdad es que es totalmente inofensivo, pues es 100% vegetariano.
Ni te agobies, solo existen en Filipinas, donde viven en los árboles de las selvas de Maitum, en la provincia de Sarangani, y en Mindanao, así como en algunas de sus islas.
Si estos grandes zorros voladores despertaron tu curiosidad, aquí te compartimos algunos datos interesantes:
Y, sin embargo, son súper ligeros, pesan apenas un poco más de un kilo, es decir, prácticamente lo mismo que una piña chica. Los machos son más grandes y pesados que las hembras.
En cautiverio viven más o menos 23 años y se calcula que unos 15 años en su hábitat natural.
Hay más de 60 especies diferentes de zorros voladores en Asia, Australia, África y algunas islas del Pacífico, y, de acuerdo con sus fósiles, son ¡muy viejos! pues empezaron a evolucionar hace 35 millones de años.
Los megaquirópteros se conocen también como murciélagos de la fruta o zorros voladores porque sus rostros son muy parecidos a los de estos animales.
No tienen cola y tienen un hocico puntiagudo; no son chatos, como los murciélagos más pequeños o microquirópteros.
Sus orejas son pequeñas y triangulares, otro rasgo que los hace aún más parecidos a los zorros.
Tienen grandes y penetrantes ojos y una especie de diadema o corona de pelaje más claro que el del resto del cuerpo —que es negro—, en la cabeza, de ahí su glamoroso nombre.
Sus alas son tan grandes que para dormir prácticamente se envuelven en ellas, dándoles ese aspecto raro y atemorizante que los caracteriza.
Vistas de cerca, parecen hechas de cuero suave o de plástico, pues no tienen pelo. Estos murciélagos tienen además grandes e impresionantes garras para colgarse de los árboles.
Al contrario de especies más pequeñas de murciélagos, no tienen sonar o sistema de ecolocalización porque no comen insectos; ellos buscan su alimento con la vista.
Son frugívoros, es decir que solo comen frutas. Su platillo favorito son los higos, aunque se conforman con otros frutos si no los encuentran. Son animales nocturnos (ya lo imaginábamos) y pueden viajar hasta 40 kilómetros en una sola noche buscando alimento.
Son muy importantes para su ecosistema porque son grandes polinizadores, ya que en sus heces y en el pelo del rostro alojan las semillas de las frutas que comen; al ir volando, las arrojan sobre la tierra, jugando un papel esencial en el medio ambiente en el que habitan.
Algunas veces se comen las frutas que se cultivan para consumo humano, pero solo si los huertos están en zonas tranquilas y solitarias. Los granjeros usan potentes luces para ahuyentarlos pero, lamentablemente, algunos también les disparan.
Prefieren las zonas lejanas a donde habitan los humanos y a menudo se congregan en grandes colonias, ubicadas en áreas prácticamente inaccesibles. Por este motivo es raro verlos, aunque si se respetan las leyes anticacería y la zona es tranquila, se acercan más a las áreas pobladas.
Ocasionalmente se los puede ver a lo largo de caminos rurales en Filipinas o en los jardines de algunos grandes resorts, si la zona es boscosa y no hay mucha gente.
Pero con sus amigos, sí
Se cuelgan boca abajo en los árboles para dormir en proximidad uno con otro, formando las llamadas colonias.
Las poblaciones cada vez menores de zorros voladores han hecho que éstas sean mucho menos impresionantes de lo que fueron pero, en los años treinta del siglo pasado, los científicos llegaron a ver algunas de hasta 6 kilómetros de extensión, con una población de hasta 30 millones de murciélagos.
Una colonia promedio de murciélagos tiene más o menos unos 150 mil individuos, lo cual, lamentablemente, los hace muy fáciles de cazar.
Sin embargo, ahora las colonias de zorros voladores filipinos son mucho más pequeñas, pues son una especie en peligro de extinción.
Las colonias en las que viven suelen estar en sitios tan aislados que se sabe muy poco de sus hábitos de reproducción. Sin embargo, otras especies de zorros voladores copulan colgados de las ramas de los árboles. La hembra se sube al macho y se sostiene de sus garras.
Sus principales amenazas son la deforestación y la expansión de las granjas, lo cual se complica por su dependencia de las higueras, que solamente crecen en bosques muy viejos.