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Chapulines, gusanos, moscas y alacranes, el alimento del futuro

Esta es la experiencia que vivió Ivonne Márquez García, bióloga por la UNAM y maestría en Genética por la UBC de Canadá. Desde hace varios años empezó a investigar sobre las ventajas nutricionales de varios insectos que finalmente dieron vida al proyecto OptiProt, una compañía en el estado de Morelos formada por científicos especialistas en entomología, ecología y nutrición. La interacción académica y científica entre los miembros de la compañía ha permitido la formación de un equipo multidisciplinario que finalmente encontró en el cultivo de la larva del escarabajo Tenebrio molitor, una propuesta alimenticia de alto valor nutricional y buenas posibilidades de comercialización.
 
En 2016 empieza formalmente el proyecto. “Lo elegimos porque es una nimal altamente proteico (53%). Con hierro, zinc, calcio, magnesio, omega 3 y 6. Además, no tiene patas, antenas o alas que a veces pueden dificultar la sensación al consumirlo. Tiene un sabor suave, como a nuez, y eso le da la posibilidad de combinarlo con lo que sea. Se deshidrata y se produce entero o molido, como un ingrediente que se pueda mezclar con cualquier cosa”. A este tipo de suplemento alimenticio lo nombraron Okuille.
 
La bióloga comenta que el cultivo del insecto es relativamente fácil. El procedimiento consiste en separar a los adultos reproductores y cada semana extraer sus huevos. Los huevecillos crecen en unas camas de salvado de trigo y sólo se adicionan con algunas verduras; esta combinación les permite crecer. Cabe señalar que en general el contenido nutricional de los insectos depende de su etapa de vida, hábitat y dieta.
 
Se calcula que el consumo de insectos complementa la dieta de aproximadamente 2 mil millones de personas, pero la costumbre es legendaria
 
Tardan aproximadamente cuatro meses y medio desde que son huevos hasta que ya complementaron su ciclo. Todo el tiempo se alimenta a las larvas y justo antes de que se conviertan en pupas, como se le denomina a la etapa antes de su adultez, es cuando los especialistas consideran que los animales alcanzaron su cúspide en cuanto a concentración de nutrimentos. Después viene el procedimiento de deshidratación del animal. Explica que la proteína que contienen es de muy alta calidad y altamente biodisponible, esto significa que el organismo la puede asimilar más fácilmente. “Las proteínas de los insectos en general son mucho más fáciles de absorber. Se aprovechan en más el 90%”, puntualiza.
Márquez menciona que una de las grandes ventajas de este tipo de proyectos es que está inserto en un sistema de economía circular; es decir, se presenta como un sistema de aprovechamiento de recursos donde se le da prioridad a la reducción, reutilización y reciclaje de los elementos. “En el proceso nada se desperdicia: las heces del insecto son utilizadas como fertilizante, mientras que las pieles que va cambiando el animal están formadas por quitina, elemento muy utilizado en la industria farmacéutica. Los adultos que terminan su ciclo de vida, también son utilizados como quitina”.
 
La especialista señala que a pesar de que la entomofagia es una tradición milenaria y México es el país con la mayor cantidad de insectos comestibles, todavía las personas no están habituadas a su consumo que se ve más en ciertas comunidades indígenas y en los restaurantes de lujo. “ A pesar de que no estamos acostumbrados, se percibe un cambio en la conciencia de las personas que están buscando comer nutritivo y alimentos más sustentables”, señala y agrega que en este sentido empiezan a desarrollarse granjas especializadas en el cultivo de insectos. En nuestro país ha surgido alrededor de una decena dedicada al cultivo del chapulín, sin contar la que produce la larva del Tenebrio, también conocido como gusano de la harina y que de manera natural es considerado una plaga.
 
La interacción académica y científica entre los miembros de la compañía ha permitido la formación de un equipo multidisciplinario que finalmente encontró en el cultivo de la larva del escarabajo Tenebrio molitor, una propuesta alimenticia de alto valor nutricional y buenas posibilidades de comercialización.
 
“Estamos formando una asociación de insectos comestibles porque es una industria que está empezando a crecer y nos anima mucho que haya otros más. Actualmente, estamos trabajando la certificación del producto para poder exportar”. El mercado en México todavía es pequeño, pero en lugares como Canadá y algunos países de Europa reporta un crecimiento más rápido. Otra ventana de oportunidad en el cultivo de insectos tiene que ver con el desarrollo de productos para el consumo animal. En OptiProt están experimentando condos nuevos insectos para este fin, pero en otras partes del mundo la tendencia reporta un veloz crecimiento, como el caso de la cría de moscas soldado negro en España.
La cría artificial de dípteros aporta soluciones a la demanda de proteínas alternativas en alimentación animal, pero también son comercializadas como efectivos polinizadores. En alimentación animal, los dípteros o moscas son una fuente de alimento muy nutritivo y saludable con alto contenido de proteínas, vitaminas, fibra y minerales. Tanto las larvas como los adultos de las mosacas constituyen el alimento natural de muchos animales insectívoros como aves, mamíferos, reptiles y anfibios.
 
Las proteínas de los insectos en general son mucho más fáciles de absorber. Se aprovechan en más el 90%”
 
Según datos de Bioflytech S.L, empresa creada a partir del grupo de investigación básica y aplicada en insectos dípteros de la Universidad de Alicante, la harina de insectos sólo para consumo animal tendría un mercado potencial de 5 mil millones de euros a nivel mundial.
 
Es así que desde la codiciada oruga de una mariposa emperador en África hasta la cría de un escarabajo en México o una mosca en España, el cultivo de centenas de especies de insectos puede convertirse en una sustentable alternativa alimenticia y económica en el mundo.
Fuente: Tangible

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