El pasado jueves 11 de junio, el Centro de Predicción Climática (CPC por sus siglas en inglés), informó que el fenómeno “El Niño – Oscilación del Sur, ENSO” permanecía en fase neutra, pero aumentando un enfriamiento en toda el área de monitoreo observándose anomalías de -0.7°C hasta +0.2°C. De acuerdo con detecciones satelitales, las aguas más frías se observan en la región ecuatorial desde el sur de Baja California Sur hasta costas de Perú con valores extremos de 4°C por debajo de lo normal.
Las predicciones a largo plazo muestran que la fase neutra iría disminuyendo en probabilidad, pasando de un 73% a un 42% de verano a invierno, mientras fase de La Niña aumentaría de un 25% a 46% en el mismo periodo; es decir, es más probable que ese presente un enfriamiento del mar indicando el desarrollo de La Niña. Los modelos muestran que, si se forma este fenómeno, su intensidad podría ser débil a moderada generando diversos impactos a nivel global.
Es importante volver a mencionar los efectos que se pueden presentar cuando existe tendencia de fase neutra a La Niña. De forma generar, las precipitaciones pueden estar dentro o superiores a lo normal en gran parte de México durante la transición otoño-invierno, especialmente oriente, centro y sureste debido a una mayor actividad tropical (ondas y/o ciclones), siendo condiciones más secas de lo normal en el noroeste-occidente, aunque un solo ciclón podría ser suficiente para generar lluvias importantes en dichas regiones.
Hasta el momento, persiste el pronóstico para una temporada de ciclones tropicales activa en la cuenca del Atlántico considerando distintas agencias e instituciones meteorológicas donde se estiman en promedio un total de 15-18 sistemas con nombre. En esta segunda quincena de junio, es probable una activación de ciclones en el Pacífico cercano a México e incluso en el Golfo de México, a lo que se le estará dando seguimiento; para julio podría ahora aumentar en algún punto del Caribe, Golfo de México o Atlántico tropical.
Tendencia climática para el verano 2020
En condiciones generales se observan varios periodos de lluvia junto con una regulación de las temperaturas, lo cual dependerá de la cercanía o incidencia de sistemas tropicales activos como ondas y ciclones. Es probable que entre julio-agosto estas condiciones puedan incrementar, presentando alto riesgo de tener efectos en México. Por ser un pronóstico a largo plazo, no se contemplan eventos localmente severos, por lo que se recomienda estar muy al pendiente y con mayor razón debido a restricciones por la pandemia del COVID-19.
En concreto, las precipitaciones muestran valores dentro o de 25-75 mm superiores a la climatología en buena parte de México, especialmente Chihuahua, Durango, Coahuila, Nuevo León, Jalisco, Michoacán, Guerrero, Veracruz y región de la península de Yucatán, así como algunas porciones del centro mexicano. Aunque en el resto del país las lluvias pueden ser escasas, han ocurrido temporadas como en el 2013 o 2017 en que la interacción de sistemas meteorológicos genera lluvias y efectos negativos extremos.
Por su parte, el calor que se experimentaría en México este verano podría ser típico, es decir, sin alcanzar valores extremos o récords debido a la probable mayor cantidad de nubosidad y lluvias. No obstante, los estados costeros del Pacífico y Golfo de México, así como el Altiplano podrían tener anomalías de 0.5 a 1.5°C por arriba de la climatología.
Información: Agencia Meteored México