En el espacio que media entre los conjuntos conocidos como de las Monjas y Serie Inicial, “se ubicaron los cinco grupos arquitectónicos mencionados, como parte de un estudio del patrón de asentamiento de la urbe prehispánica maya”.
Según las investigaciones, “cada uno de ellos aloja, a su vez, decenas de estructuras” en las que investigadores emprenden mapeos y registros gráficos y planimétricos, entre otros procedimientos, además de la detección y medición a través de la luz que penetra la vegetación junto con el trabajo de exploración en tierra.
Casa de los Caracoles.
Explicó que para los especialistas, conocer conjuntos habitacionales como estos, vinculados a una rejollada (depresión notablemente circular y muy fértil, resultado del derrumbe de la bóveda de un cenote, en cuyo subsuelo permanece el agua de manera subterránea). que habría sido usada con fines de cultivo, “significa saber más de la población común que habitó las ahora zonas arqueológicas, y de la cual se sabe muy poco”.
Recordó que cuando se hizo el primer levantamiento de Chichén Itzá, en los años 30 del siglo pasado, se cubrió los conjuntos más grandes “y no se detalló los pequeños grupos intermedios”.
Relieve tallado en la Mesa de piedra.
Escultura de un Chac Mool.
En tanto, el arqueólogo José Osorio explicó que una ventaja del proyecto es que, al realizarse en áreas no accesibles a la visita turística de la zona, permite a los expertos tener un control total de la exploración de los edificios.
Además de los citados descubrimientos, se incluyen labores de conservación especializada, a cargo de la restauradora del INAH Natalia Hernández, los cuales también aportan notables hallazgos.
El disco se atiende en el Taller de Restauración del Centro INAH Yucatán.
Arqueólogos consolidan la Casa de los Caracoles.
Un ejemplo es la citada mesa de piedra, que se ubicó reutilizada como banqueta dentro de la Casa de los Caracoles.
La estructura mide 1,66 metros de largo por 1,27 de ancho, y se integra por cuatro cuadrados simétricos que, una vez unidos, revelan una escena en sus respectivos cantos exteriores, en la que aparecen 34 personajes tallados.
“Hasta ahora es la única mesa de piedra, con estas características y aún con restos de policromía, que hallamos en Chichén Itzá”, destacó Osorio.
Explicó que de la treintena de individuos, 18 representan cautivos que aparecen atados de manos con una soga, en tanto que los 16 restantes son sus captores, ataviados como guerreros.