Al exponer ese plástico —que tiene muchísimas aplicaciones, desde cajas para huevos hasta embalajes para componentes electrónicos— ante una lámpara que emite rayos similares a los solares, descubrieron que se oxida, produciendo el CO2 y carbono orgánico.
«Simplemente mire los juguetes de plástico de los patios de recreo, los bancos de los parques o las sillas en los jardines, que se decoloran rápidamente», dijo.
Al mismo tiempo, indica que la tesis sobre el carácter casi perpetuo del poliestireno lleva a la adopción de restricciones demasiado severas.
«En este momento, los legisladores generalmente asumen que el poliestireno se conserva para siempre en el medio ambiente. Eso es parte de la justificación para redactar las políticas que lo prohíben», opina Ward.
Con todo eso, resalta que no descarta las consecuencias negativas de la contaminación por dicho plástico.
«No estamos diciendo que la contaminación por plástico no sea mala. […] La posibilidad de daños al medioambiente durante décadas todavía existe», señala el investigador.
Fuente: Actualidad RT