De acuerdo con Castillo, del Programa Arqueológico Huanchaco, los infantes tenían entre 4 y 14 años y habrían perdido la vida en un ritual para honrar a las dioses de la cultura chimú. El objetivo de estas ofrendas era «apaciguar» la ira de la naturaleza debido a catástrofes ligadas a fenómenos como El Niño, detalla.
Cortes en los laterales del tórax y otras huellas en sus cuerpos confirmaron que habían sido sacrificados. Los despojos yacían extendidos en posición hacia el mar y algunos aún conservaban rastros de piel y cabello.
Con base en investigaciones anteriores, se calcula que los chimú realizaron cuatro sacrificios masivos en el trascurso de los años 1.200 y 1.450 d.C. Los tres primeros de pequeños y el último de llamas.
Este pueblo preincaico se extendió a lo largo de la costa peruana tras la caída del imperio Huari. Desapareció hacia finales del siglo XV tras ser conquistado por los incas.