Las brillantes auroras de Júpiter se deben en gran medida a turbulentas e inesperadas corrientes alternas que ocurren en la atmósfera del gigante del Sistema Solar. Así lo sugiere un estudio publicado el pasado 8 de julio en la revista Nature Astronomy.
Los autores del trabajo analizaron los datos recolectados por la sonda Juno de la NASA, que desde el 2016 orbita ese planeta sobrevolando sus regiones polares con una frecuencia de 53,5 días y estudiando las fuerzas magnéticas de su magnetósfera, es decir, la parte de la atmósfera más rica en líneas de campo magnético.
De esta manera, los investigadores encontraron que en la magnetósfera había menos corrientes directas de las que se estimaba hasta el momento. Y detallaron que estas tenían una intensidad de apenas 50 millones de amperes, por debajo de lo presumían los modelos teóricos.
«Estas observaciones, combinadas con otras mediciones de la sonda Juno, muestran que las corrientes alternas juegan un papel mucho más grande en la generación de la aurora de Júpiter en comparación con el sistema de corriente directa», expresó Joachim Saur, investigador de la Universidad de Colonia (Alemania) y coautor del estudio, citado por el portal Science Daily.
El experto indicó que las auroras de Tierra y de Júpiter tienen un origen diferente, ya que, en el caso de nuestro planeta, estas se forman a causa de corrientes directas.
«Los sistemas de corrientes de Júpiter son impulsados por las enormes fuerzas centrífugas que giran rápidamente en su magnetósfera», añadió Saur, que explicó que la actividad volcánica de la luna joviana Io libera hasta una tonelada de sulfuro por segundo, con lo cual la atmósfera de ese planeta se carga de iones.
«Debido a la rápida rotación de Júpiter», con un día de apenas 10 horas de duración, «las fuerzas centrífugas mueven el gas ionizado en el campo magnético, lo cual genera las corriente eléctricas [alternas]», concluyó.
Fuente: Actualidad Rt