
Las comunidades mayas de Xcucul y Tebec, en el sur de Mérida, denunciaron ante la ONU-DH graves afectaciones provocadas por la operación de minas a cielo abierto, que —afirman— vulneran sus derechos a la vivienda, la autodeterminación y a un medio ambiente sano.
Durante una visita, Karen Hudlet, oficial nacional de la ONU-DH, constató daños estructurales en viviendas por las detonaciones constantes. Los pobladores también expresaron preocupación por la cercanía de escuelas, ya que los niños se encuentran expuestos a riesgos por la actividad minera.
El Centro de Derechos Humanos Utsil Kuxtal señala que la minería se intensificó con el megaproyecto del Tren Maya, no solo para la construcción de la vía férrea, sino también para desarrollos inmobiliarios y carreteras. En Xcucul lograron una suspensión provisional contra una empresa, mientras que otras siguen buscando operar en la región.
Los habitantes de Tebec y otras comunidades exigieron a Semarnat y al Gobierno del Estado inspecciones inmediatas y la clausura de las minas que, aseguran, están generando “daños irreversibles” al ambiente y la salud de la población.
