Las expresiones anteriores recogen algunas de las reacciones de dirigentes del Partido Republicano de Estados Unidos ante el asalto contra el Congreso de Estados Unidos que ejecutaron este miércoles centenares de seguidores del mandatario Donald Trump.
La muchedumbre, que venía de participar en un mitin con Trump, irrumpió contra el edificio en un momento en el cual los parlamentarios se encontraban reunidos para certificar formalmente la victoria del candidato demócrata Joe Biden en las elecciones del pasado 3 de noviembre, cuyos resultados han sido desde entonces impugnados sin pruebas por el actual mandatario.
El asalto al edificio se prolongó durante horas y dejó al menos una víctima mortal, una mujer que recibió un disparo en el pecho cuya identidad no se hizo pública.
Numerosas voces republicanas, incluso de dirigentes que han estado acompañando a Trump en sus esfuerzos en promover los cuestionamientos no substanciados en contra de los resultados electorales, expresaron su rechazo en contra de la jornada de caos en el Capitolio.
Cuando la sesión se reanudó después de varias horas, el vicepresidente de Trump, Mike Pence, condenó el ataque.
«Para aquellos que causaron estragos en nuestro Capitolio hoy, ustedes no ganaron. La violencia nunca gana, gana la libertad», dijo.
«Cuando nos volvamos a reunir en esta cámara, el mundo volverá a ser testigo de la resistencia y la fuerza de nuestra democracia, incluso tras la violencia y el vandalismo sin precedentes», agregó.
Por su parte, Chuck Schumer, el líder del Partido Demócrata en el Senado, consideró que este miércoles será recordado como «uno de los días más oscuros de la historia estadounidense».
El lema «stop the steal» («detengan el robo») con el que el trumpismo ha cuestionado las elecciones de noviembre llegó hasta las oficinas del Congreso.
«Este templo de la democracia fue violentado», agregó.
«Esta será una mancha sobre nuestro país que no se borrará tan fácilmente. Un legado final, terrible e indeleble del 45º presidente de los Estados Unidos», apuntó en referencia a Trump.
«República bananera»
«Así es como se disputan los resultados electorales en una república bananera, no en nuestra república democrática», dijo en una declaración el expresidente George W. Bush, el único exmandatario republicano vivo, quien se refirió a los sucesos en el Capitolio como una «visión nauseabunda y desgarradora».
«Estoy consternado por el comportamiento imprudente de algunos líderes políticos desde las elecciones y por la falta de respeto mostrado hoy hacia nuestras instituciones, nuestras tradiciones y nuestro estado de derecho», dijo Bush sin mencionar explícitamente al actual mandatario.
El senador Lindsey Graham, uno de los grandes aliados de Trump desde su llegada a la Casa Blanca, calificó el ataque como «una vergüenza nacional» y pidió que se sancionara a los responsables.
«Quienes realizaron este ataque deben ser identificados y enjuiciados hasta las máximas consecuencias contempladas en la ley. Sus acciones son repugnantes para la democracia», dijo en Twitter.
«Yo apoyo las protestas pacíficas pero no la violencia y la destrucción», agregó en otro mensaje.
Kevin McCarthy, el líder del Partido Republicano en la Cámara de Representantes, calificó lo sucedido como «muy antiestadounidense».
«No podría estar más triste o decepcionado por la forma cómo se ve nuestro país en este momento… Esta no es la vía estadounidense. Esto no está protegido por la Primera Enmienda», agregó en referencia a la norma constitucional que ampara la libertad de expresión, la libertad de reunión así como el derecho de solicitarle al gobierno que repare algún agravio.
Incluso el senador Ted Cruz, quien forma parte de una decena de dirigentes republicanos en esa Cámara partidarios de impugnar la certificación de los resultados electorales, tomó distancia del asalto al Congreso.
«Este asalto al Capitolio debe detenerse ya. La Constitución protege la protesta pacífica, pero la violencia -de izquierda o derecha- siempre está mal y quienes toman parte de ella dañan la causa que dicen apoyar», señaló en un mensaje en Twitter.
«Un intento de golpe»
Algunos dirigentes republicanos fueron más allá de condenar el asalto al Capitolio y señalaron directamente a Trump como responsable de los sucesos.
El senador Mitt Romney, quien fue candidato presidencial republicano en los comicios de 2012, señaló que lo ocurrido este miércoles era «una insurrección incitada por el presidente de Estados Unidos».
Adam Kinzinger, miembro republicano de la Cámara de Representantes, fue un paso más allá y calificó lo ocurrido como «un intento de golpe».
«Lo que todos vimos hoy en el Capitolio no es el Estados Unidos que se erige como un faro de libertad y esperanza para el mundo. El ataque sobre el Capitolio fue un intento de golpe con el objetivo de anular la elección de un presidente electo de forma debida», dijo.
«El actual presidente incitó este golpe, lo animó e hizo poco para proteger el Capitolio y la Constitución. Alzo mi voz para rechazar este caos y para condenar al presidente por permitir que ocurriera», dijo en un video colgado en su cuenta de Twitter.
Fuente: BBC