Los londinenses esperaban con ansias la ventana navideña de cinco días que permitiría la reunión de hasta tres familias diferentes para celebrar las fiestas entre el 23 y el 28 de diciembre. Sin embargo, esos planes se han ido al traste en Londres y el sudeste de Inglaterra debido a que la nueva variante detectada del coronavirus es un motivo suficiente de «preocupación» y los contagios siguen en aumento. Así lo declaró el primer ministro Boris Johnson en rueda de prensa, tras haber mantenido una reunión con el resto de los ministros en la que se acordó la imposición de duras restricciones a partir de la medianoche de este sábado que incluyen la prohibición de mezclarse con otros hogares, la imposibilidad de viajar excepto por trabajo y el cierre de todas las tiendas que no vendan productos esenciales. Así, el gobierno creó un cuarto nivel de riesgo en el sistema tipo semáforo que hasta el momento tenía tres, que permitirá que la gente salga de su vivienda solo para hacer deporte o reunirse al aire libre con solo una persona de otra burbuja.
«Es con el corazón muy apesadumbrado que debo decirles que no podemos continuar con la Navidad tal y como estaba planeado», aseguró Johnson, que añadió: «Sé cuánta emoción pone la gente en esta época del año y lo importante que es, por ejemplo, que los abuelos vean a sus nietos, que las familias estén juntas», pero dijo que no hay otra alternativa. El anuncio se produce solo tres días después de que Johnson dijera que sería «inhumano» cancelar las Navidades tal y como estaban planeadas, pero el premier se defendió diciendo que «si las circunstancias cambian, el abordaje también tiene que cambiar» y detalló que la rápida transmisión de la nueva variante del virus «es imposible de ignorar». «Cuando el virus cambia su método de ataque, tenemos que cambiar nuestro método de defensa», afirmó, y aclaró que en principio las nuevas reglas estarán vigentes durante 15 días.
Johnson aseguró que el Grupo Asesor de Amenazas de Virus Respiratorios Nuevos y Emergentes (Nervtag) ha estimado que la nueva cepa podría ser hasta un 70% más contagiosa, y aunque aún no hay evidencia de que la mortalidad sea más alta, sí ha contribuido al aumento de las hospitalizaciones.
Patrick Vallance, principal asesor científico del gobierno, explicó que la nueva variante del virus apareció por primera vez en septiembre en Londres y Kent, pese a que el anuncio del hallazgo se produjo hace menos de una semana. Esta variante es ahora la “dominante” en la capital británica. En la semana que comenzó el 18 de noviembre, la variante representó alrededor de uno de cada cuatro casos en Londres, el sureste y el este de Inglaterra, mientras que en la semana que comenzó el 9 de diciembre, esa cifra había aumentado al 62% en Londres, al 59% en el este de Inglaterra y al 43% en el sureste.
La orden del gobierno vuelve entonces a ser la misma que en marzo: «Quédate en casa», salvo con una excepción para las personas que vivan fuera de estas áreas: podrán mezclarse con otras, aunque solo el 25 de diciembre. Mientras tanto, los números siguen siendo preocupantes: el último balance diario del gobierno es de 489 víctimas mortales en todo el Reino Unido, lo que eleva el número oficial de muertos a 66.541.
Fuente: ABC
