Cuando era una niña, Nathalie Vilchis miraba al cielo nocturno y, fijando sus ojos en la Luna y las estrellas, comenzaba a soñar. Mas como diría Calderón de la Barca “la vida es sueño” y hoy, cursando su carrera universitaria, la joven está por poder participar en un proyecto que llevaría su ingenio al espacio.
La estudiante de Ingeniería en Mecatrónica ha superado los desafíos que se le han presentado en la vida y ahora está reuniendo el dinero suficiente para poder llevar a cabo una estancia en el Jet Propulsion Laboratory de la NASA, departamento que ha estado detrás del Perseverance, misión que hace unas semanas fue enviada a Marte en busca de vida.
Aunque todavía carece de información detallada sobre el trabajo que realizará allí, el proyecto en el que colaboraría la estudiante mexicana es un taladro de plasma que perfora capas de hielo a temperaturas muy bajas.
“El hielo lo podemos encontrar en los polos norte y sur de Marte, y también en satélites completamente congelados de Júpiter y Saturno, como Europa o Encélado, respectivamente”, detalla.
En entrevista con EL UNIVERSAL, Vilchis, de 21 años, cuenta que uno de los motivos por los cuales creía que llegar al espacio era algo muy complicado era por las dificultades y carencias que tiene México, aunque a lo largo de su formación su opinión cambió.
La estudiante de Nuevo León recuerda que fue en la preparatoria cuando tuvo la oportunidad de acercarse a un programa de la NASA y pudo conocer a las personas que trabajaban ahí.
“Me di cuenta que yo también podía llegar ahí. Había mujeres, había latinos, había personal que se parecía a mí y fue en ese momento en que decidí que quería dedicarme a eso”, sostiene sobre el momento en que cambió su forma de ver la posibilidad de su desarrollo profesional.
Pese a su buen desempeño académico y ansias por poder llegar al espacio, la joven enfrentó una dificultad al momento de entrar a sus estudios profesionales, pues hace más de dos años la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) aún no tenía dentro de su oferta educativa Ingeniería Aeroespacial, la cual fue creada a finales de febrero pasado.
Por esa razón fue que Natalie Vilchis aspiró en el extranjero a cursar esa ingeniería y fue aceptada, pero pese a las becas que le ofrecían su situación económica no le permitió poder realizar sus estudios allí, pues “aun así era muy caro”.
Haciendo una evaluación entre sus gustos, así como la oportunidad que se le ofrecía en el Tecnológico de Monterrey, fue que optó por estudiar mecatrónica debido a su pasión por la robótica, misma que quiso enfocarla al desarrollo de herramientas espaciales.
En ese centro de estudios ha podido formarse en la mecatrónica, pero también ha crecido profesionalmente. El año pasado un profesor la recibió en su equipo de investigación y Vilchis tuvo la oportunidad de desarrollar tecnología aeroespacial.
El desarrollo de un brazo robótico espacial, giroscopios y sistemas autónomos de aterrizaje, este último en el que Nathalie estuvo más involucrada, fueron los proyectos en los que la alumna y sus compañeros estuvieron trabajando en conjunto con la Universidad Metropolitana de Tokio.
“El profesor tiene un contacto con uno de los investigadores Universidad Metropolitana de Tokio, y hay un pequeño contacto. Compartimos proyectos, información, y ellos están compartiéndonos sus avances y nosotros los nuestros. Son proyectos que se están avanzando allá, entonces entre el avance de los dos tenemos una oportunidad de retroalimentación”, señala.
Fue diciembre el mes que Nathalie Vilchis lanzó su campaña de crowdfunding en Inixar para recaudar el dinero necesario para realizar su estancia en el Jet Propulsion Laboratory de la NASA, esto luego que el financiamiento no puede venir de fondos personales de ella o su familia.
Ante ello ha buscado el apoyo de terceras personas y ha logrado algunos patrocinadores, como el senador Samuel García, quien aportó un 10 por ciento; la fundación Banorte, que estaría por darle una aportación, calcula, del 80 por ciento, y de unos grupos de mujeres.
Cuestionada sobre si alguna vez en su formación ha sentido una limitante por ser mujer, ella contesta que no, pues creció viendo a su mamá, quien es una ingeniera química.
“Yo la vi a ella estudiando ingeniería. No la aplicó, pero yo la vi; jamás tuve esa idea de que yo no podía hacerlo”, dijo la alumna de Ingeniería en Mecatrónica y añadió que fue al entrar a la carrera cuando se dio cuenta de que eran muy poquitas mujeres, comparadas con sus compañeros del sexo masculino.
“Hablando con mis compañeras, ellas me contaron que sí tenían ese temor de que la ingeniería era carrera de hombres. Lo que me di cuenta es que lo que necesitan el mundo y las chicas que están en proceso de elegir su carrera es ver justamente lo que yo tuve, un modelo de mujer que estudió ingeniería y que no tuvo ningún problema con ello, o que si los tuvo hubo formas de sobre pasar los obstáculos”, destaca la estudiante de Ingeniería en Mecatrónica.
Sorprendida ante el apoyo que ha recibido desde hace más de ocho meses, lo que a la joven mexicana más le emociona es que gente que no conoce se acerque y crea en ella: “cuando hay ese tipo de apoyos siempre se puede salir adelante”.
“Estoy muy emocionada. Me encantaría en algún momento participar en el desarrollo de alguna otra tecnología que se lance a Marte u otro punto más lejano aun. Me encantaría pensar que si trabajo en este proyecto puedo llegar a Marte o a uno de los satélites de Júpiter o Saturno”, dice Natalie Vilchis, quien está a cerca de 40 días de concluir su campaña de crowdfunding.
Fuente: El Universal