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La venganza de los malditos idiotas

Fe de ratas

José Javier Reyes

 

Y nuestra autoestima se fue a las nubes. Acostumbrados a ser estadística, meros puntos en el mapa demográfico, resulta que somos importantes y valemos mucho. Que nuestros datos se los pelean las compañías encuestadoras, los operadores políticos de los aspirantes a las candidaturas, el mismísimo Mark Zuckerberg y hasta entidades desconocidas pero de nombre rimbombante, como Cambridge Analytica. Porque las grandes bases de datos: nombre, direcciones, teléfonos, pero también gustos, fobias, deseos, aspiraciones, son una mercancía suculenta para los políticos del mundo, para las casas comerciales en busca de compradores, para quienes buscan influir en esa masa amorfa pero real que llamamos “opinión pública”.

Cuando el creador de Facebook inició su red social en 2004 parecía que su utilidad y potencial económico estribaba en la comunicación  que establecía entre sus usuarios y en la libertad expresiva que permitía. Al crecer, la red logró enlazar a personas de cualquier continente y generar amistades e interacciones inimaginables. Pero la verdad era otra: registrar y tener en forma sistemática los datos de muchos, permite “venderlos” a compañías que requieren bases de datos como materia prima. Y lo mejor: sin el menor esfuerzo. Como dijo el propio Zuckerberg en conversaciones que hoy ha lamentado, la gente le daba sus datos personales sin pedírselos: “confían en mí, los malditos idiotas”.

Y si bien la venta de datos personales de usuarios de Facebook a siniestras entidades gubernamentales ha sido una leyenda urbana desde la creación del sitio, el abuso de tales datos por parte de Cambridge Analytica para generar contenidos falsos que influyeran en ciertos perfiles para inclinarse por Donald Trump, es una calamitosa realidad. Ya ha sido motivo de muchas demandas por parte de quienes se sienten afectados y ni qué decir de la estrepitosa caída del valor de las acciones de la empresa, que han perdido entre el 7 y el 9 por ciento de su valor, unos 50 mil millones de dólares. Esta crisis puede llamarse “la venganza de los malditos idiotas” por cuanto dicha pérdida de dinero es consecuencia directa de la pérdida de confianza  de los usuarios de la red social.

Para que se vea que en todas partes se cuecen habas, los aspirantes a candidatos “independientes” en México, Margarita Zavala, “El Bronco” y Ríos Peter, también recurrieron a la invención de datos para presentar ante el INE más de un millón de registros por cada uno de ellos, la mayoría de los cuales son meras imposturas o presentan graves inconsistencias. Una de las hipótesis del organismo electoral es que las empresas o personas físicas que se ofrecen como gestores u operadores electorales utilizaron listados anteriores, mismos que se podían comprar en Amazon hasta 2015, para impostar los registros.

De aquí que todos somos valiosos: como cabezas de ganado en el mercado electoral. Como mercancía  informática para políticos sin escrúpulos. Piezas en un rompecabezas de millones de dólares.

 

 

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