
En Yucatán, el calabazo o Chúuj fue durante generaciones el recipiente natural para llevar agua o pozole. En los últimos años se le conoce como el “Yeti yucateco”, pero hoy enfrenta un riesgo: su cultivo está desapareciendo.
El campesino Carlos Medina Tzac y su esposa Juanita Cetina aún lo siembran, pero explican que el uso del plástico ha desplazado al calabazo, sobre todo entre las nuevas generaciones.
Además de recipientes, esta planta también daba sonajitas, pero ahora su compra se limita a adornos o accesorios. Una tradición natural que podría perderse si no se rescata.