Después de un viaje de 70.000 km alrededor del mundo, el velero Tara llegó el sábado a Francia, con miles de muestras de microorganismos cuyo análisis debe permitir comprender mejor el funcionamiento del plancton oceánico.
«No tenemos ningún descubrimiento que revelar hoy», advirtió de antemano Romain Troublé, director de la Fundación Tara, al inicio de una conferencia de prensa en la isla de Groix (oeste de Francia), al final de casi dos años de misión «Microbiome».
Durante su viaje de Chile a África, pasando por la Amazonía y la Antártida, el velero-laboratorio tomó cerca de 25.000 muestras de microorganismos marinos (virus, bacterias, prostitas, etc).
Después del análisis, «dentro de 18 meses a dos años, comenzaremos a tener los primeros resultados», explicó Troublé.
En la base de la cadena alimentaria, estos microorganismos, «pueblo invisible del mar», constituyen más de dos tercios de la biomasa marina. Captan el CO2 atmosférico y proporcionan la mitad del oxígeno que respiramos.
«La pregunta es, ¿Cómo funcionan? ¿Cómo pueden todos estos virus, bacterias y microalgas marinas interactuar para producir oxígeno, almacenar carbono y producir proteínas?», detalló Troublé.
«¿Cómo cambiará esto mañana debido al cambio climático y a la contaminación?», añadió.
La goleta se interesó en particular en la contaminación plástica y el impacto del río Amazonas, cuyo caudal ronda los 200 millones de litros por segundo, sobre la vida de los océanos y del microbioma oceánico.
«Se piensa que el Amazonas tiene un papel en el desarrollo del sargazo», destacó Samuel Chaffront, investigador de la universidad de Nantes (oeste). Esta alga invasora, que proliferan en las Antillas, emite vapores tóxicos cuando se pudren en la costa.
«Una de las hipótesis es que la deforestación de Brasil y la agricultura creciente han aumentado el vertedero de fertilizantes nitratados en el Amazonas, lo que permite el desarrollo del sargazo, que se encuentra hasta las costas africanas», subrayó Chaffront.
Los datos recopilados por Tara en misiones anteriores dieron lugar a más de 250 publicaciones en la prensa científica.
El velero de 36 metros de largo y 10 metros de ancho, con varios laboratorios a bordo, acogió a 14 personas, entre ellas media docena de científicos de todas las nacionalidades.
El velero volverá a zarpar en la primavera boreal de 2023 para estudiar la contaminación química frente a las costas europeas.
Fuente y foto: Infobae