Un áureo romano, encontrado en 1713 en Transilvania y olvidado en una colección numismática del museo Hunterian de la Universidad de Glasgow, ha permitido desvelar la existencia de un emperador romano desconocido hasta la fecha.
Se llamaba Esponsiano y gobernó alrededor del año 260 d.C., pero no aparece en ninguna otra fuente ni en ninguna lista oficial de emperadores.
Según un estudio del University College London, esto, junto con otras evidencias aportadas por la moneda, sugiere que se trató de un general que impuso su propio régimen en Dacia, una provincia del Imperio situada a orillas del Mar Negro.
Una moneda muy peculiar
La moneda muestra, en una cara, el perfil del emperador acompañado de las letras IMP SPONSIANI (emperador Esponsiano); y en la otra, dos figuras con toga (una de las cuales lleva algo parecido a una flauta) y las letras C AVG.
Estas últimas siglas, según los investigadores, no significan “Caesar Augustus” (los títulos del emperador) sino que son una abreviación de Caius Augurinus, un personaje de época republicana. El estudio apunta a que el áureo fue acuñado usando como modelo una moneda del año 135 a.C.
Todo apunta pues a que se trataba de una moneda “no oficial” acuñada por un gobernante cuyo poder nunca fue reconocido en Roma. Además, la pureza del oro es menor que en los áureos romanos de la misma época. De hecho, durante mucho tiempo después de su hallazgo, los expertos pensaron que se trataba de una falsificación.
Esponsiano, un emperador local
De las características de la moneda y de la ausencia de otras fuentes que mencionen a este personaje, los investigadores deducen que Esponsiano nunca fue reconocido como emperador en Roma y que su poder se habría limitado a Dacia. El siglo III d.C. fue, de hecho, una de las épocas de mayor inestabilidad en la historia romana, durante el cual el Imperio perdió el control de numerosas provincias.
Esponsiano tomó el poder en Dacia, descuidada por parte de Roma, para resistir la invasión de tribus hostiles.
Los investigadores sugieren que, en este contexto, Dacia quedó aislada del poder de Roma y que un comandante del ejército – el susodicho Esponsiano – tomó el control de la provincia y la gobernó independientemente del poder central, llegando a considerarse emperador y a acuñar sus propias monedas. El hecho de que las fuentes oficiales no hagan referencia a este hecho ni a un intento de reconquistar Dacia apunta a que no se trató propiamente de una rebelión sino que, simplemente, la provincia fue descuidada por parte de Roma.
La conclusión del estudio es que “Esponsiano pudo haber sido el comandante (dux) de esas legiones y las tropas de Dacia, y que lideró un régimen secesionista en una ventana temporal que se extiende entre 260 y mediados de la década de 270, en un momento en que la mayoría del Imperio estaba sacudido por las guerras civiles y el colapso de las fronteras, y una comunicación segura con Roma era imposible. Su prioridad habría sido proteger a la población y resistir la invasión de tribus hostiles. En ese escenario, no fue técnicamente un usurpador que desafiara a la autoridad central, sino que su imperium puede considerarse una necesidad local”.
Fuente y foto: National Geographic