Las obras de construcción del Tren Maya en Quintana Roo ponen en riesgo a los cenotes, cuevas sumergidas, lagunas, humedales y ríos subterráneos de la Riviera Maya, únicos en el mundo y que almacenan agua dulce para toda la Península de Yucatán, manifestaron alrededor de 800 buzos de la zona, una advertencia a la que se han sumado académicos y organizaciones locales.
Los trabajadores turísticos piden un diálogo con el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) para acordar un nuevo trazo en el tramo V sur –a cargo de Grupo México– para evitar dañar más a su medio de subsistencia y los científicos solicitan una Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) de la ruta Cancún-Tulum para evaluar las medidas de mitigación.
El tramo V norte, que va de Cancún a Playa del Carmen en responsabilidad de la Defensa Nacional, fue reajustado a finales de enero para ya no ser elevado ni pasar por zona urbana y así ahorrar tiempo de cara a la inauguración de la obra federal a finales de 2023, lo que orilló al sector hotelero a aceptar expropiar parte de sus terrenos.
El viernes pasado se publicó el decreto para adquirir los inmuebles necesarios para pasar la obra, documento que asegura que este tramo “traerá beneficios a quienes actualmente habitan y trabajan en los municipios de Benito Juárez, Puerto Morelos, Solidaridad y Tulum”. Pero en el tramo V sur, Playa del Carmen-Tulum, el tesoro de la Península y cientos de empleos del sector servicios están bajo alerta.
“Estamos aterrorizados, consternados, indignados y francamente no podemos creer en la indolencia e ignorancia del Gobierno. No podemos creer que estos lugares únicos en el mundo no representen para ellos más que una obra de ingeniería”, dijo en entrevista Luis Leal después de terminar su jornada laboral de buceo. “Los acontecimientos van muy rápido, el Tren tiene prisa”.
Pero no es el único. En un comunicado, el gremio englobado en 200 grupos alertó que aunque ni siquiera ellos saben cuántos cenotes hay, de lo que están seguros es de que sólo los hay en la Riviera Maya.
“Son irrepetibles y particularmente delicados”, argumentó el Comité Regional de Espeleobuceo (estudio del subsuelo), Ecología y Regulación, la Asociación de Prestadores de Servicios Acuáticos de la Rivera Maya, el Sindicato de Buzos del Caribe, y Buceo de Cenotes y Mar de Tulum.
A la par, académicos y organizaciones locales de Playa del Carmen, cobijados bajo el derecho constitucional de un medio ambiente sano, requirieron la consulta indígena y la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) del tramo cinco iniciado en marzo de 2021, meses antes del Decreto presidencial que agiliza las obras federales por “seguridad nacional” pero que, según Fonatur, no los exenta de presentar esta evaluación ambiental.
Los científicos argumentaron que la información es necesaria antes de que las máquinas continúen los trabajos sobre la carretera federal Cancún-Tulum y dañen las cuevas como la Sac Mul, Chango Místico o Dos Ojos, hábitat de murciélagos que controlan plagan de insectos, y la vida de tapires, jaguares o monos en riesgo de extinción por los insuficientes pasos de fauna.
El investigador del Instituto de Ecología de la UNAM, Rodrigo Medellín Legorreta, recordó que el suelo con roca caliza de la Península de Yucatán es “muy frágil”, por lo que incluso tráileres se han caído en socavones abiertos sobre la carretera referida.
“Con el peso de un solo tráiler se han abierto cuevas que habían estado aisladas durante cinco millones de años porque la roca en el pavimento no soportó el peso, ¡ahora imagínense el peso de un tren!”, dimensionó. “La Península depende 100 por ciento de asegurar el futuro de ese acuífero subterráneo porque si lo contaminamos se acabó la vida”.
Hace unas semanas, después del ajuste al tramo cinco, algunos de los buzos regresaban de Playa del Carmen y observaron maquinaria en la zona hotelera sobre la carretera federal e inicio de trabajos para el Tren Maya custodiados por la Guardia Nacional. También han tenido contacto con propietarios de terrenos con quienes Fonatur está negociando.
El buzo Luis Leal aclaró que no buscan confrontación, amparos ni están contra todo el proyecto de mil 400 kilómetros que abarca 50 municipios de cinco entidades del sureste, sólo requieren participar en la decisión del trazo en esa área para plantearles los daños previsibles y las alternativas viables.
“Nuestra forma de vida está siendo amenazada con este cambio de trazo del Tren que pretende pasar por encima de los cenotes”, aseguró Luis. “Sentados en diálogo con Fonatur, hoteleros y transportistas aún es el momento de decir deténganse, no es viable desde un punto de vista social, económico y ambiental”.
Hace dos años y medio acordaron con Fonatur que el tren no pasaría por los cenotes, pero se atravesó la urgencia de terminar antes del fin del sexenio y fueron “traicionados”. Este medio también pidió un comentario al área de comunicación social de Fonatur, ahora a cargo de Javier May Rodríguez, pero no obtuvo respuesta al cierre de la edición.
El turismo de naturaleza, y en particular el relacionado con la visita a cenotes de aguas turquesas, representa la principal fuente de ingresos de esta región de Quintana Roo, recientemente afectada por la presencia del crimen organizado incluso dentro de hoteles y motos acuáticas, lo que se ha sumado al colapso económico por la pandemia.
“Playas, bares, fiestas y casinos hay en todo el mundo, pero los cenotes y cuevas sumergidas con la belleza de las nuestras no hay en ningún otro lugar. Y el turismo que viene a Quintana Roo es lo que busca”, destacó el buzo Luis Leal.
Además del buceo, los servicios turísticos del gremio en esa zona abarcan visitas de arqueología, snorkeling, caminatas, cabalgatas, cuatrimotos, bicicletas, tirolesas, temazcales, ceremonias mayas para turistas, bodas, masajes, yoga, canotaje, fotografía, así como visitas científicas, educativas y demás.
“Nosotros damos desde recorridos de buceo en los cenotes a buzos certificados hasta cursos especializados en buceo de cuevas de todos los niveles posibles. Trabajamos en la zona de cuevas sumergidas más importante, bonita y extensa del mundo por mucho; gente de todo el mundo tiene los ojos aquí”, reiteró Luis.
Pero los acuíferos subterráneos no solo atraen turistas, sino que otorgan agua potable. En Playa del Carmen-Tulum se encuentran las dos cuevas semi-inundadas con agua dulce más extensas de la Península de Yucatán y el sistema de cuevas inundadas más extenso del mundo.
El académico Rodrigo Medellín resaltó además que en ellas viven millones de murciélagos que proporcionan servicios ecosistémicos como comer los insectos que dañarían cultivos.
Su importancia es tan vital que habitantes del pueblo maya de Homún, Yucatán, solicitaron a autoridades ambientales que se reconozcan los cenotes como sujetos de derecho.
Esto es lo que alertan los académicos de Playa del Carmen: “Las implicaciones de construir un tren sobre aguas arribas de un terreno kárstico costero son los inminentes colapsos y la posible alteración de flujos que lleve a una salinización”. Es decir, invadir de agua de mar el agua para beber.
Alejandro López, de la organización local Centinela Agua, recordó que las aguas subterráneas de la Península son la única fuente de agua dulce para ellos. “A lo largo de estas vías del tren también se desarrollan centros urbanos y mercado inmobiliario, y en este caso en zonas donde no se tiene la infraestructura de agua potable y saneamiento adecuado”, abundó.
Además, en un área donde converge la zona arqueológica de Tulum, los buzos y los turistas pueden observar al fondo de los cenotes vestigios de fauna y humanos prehistóricos que vivieron en la Era glaciar de la región.
“Todos estos vestigios se encuentran muy bien preservados por el agua por la gran estabilidad del acuífero bajo el suelo de la costa”, afirmó.
A lo largo de los trabajos del Tren Maya, Fonatur –en colaboración con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH)– ha resguardado miles de vestigios arqueológicos, incluyendo una canoa maya prehispánica en buen estado hallada en octubre en un cenote ubicado en el tramo IV de la obra que va de Izamal, Yucatán, a Cancún, Quintana Roo. Con 1.60 metros de largo y 80 centímetros de ancho, la pequeña embarcación podría haberse empleado para la extracción de agua o para el depósito de ofrendas durante rituales.
PIDEN EVALUACIÓN AMBIENTAL
Esta semana el Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI) solicitó a Fonatur informar sobre el estudio de impacto ambiental que debió realizarse para el Tren Maya y cómo se repondrá la flora y fauna perdida al momento de la construcción más allá de las vías existentes.
La única Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) presentada es regional perteneciente al tramo I Palenque-Izamal, una fragmentación que no permite a la Secretaría de Medio Ambiente (Semarnat) una evaluación integral del desplazamiento de viviendas ni de la flora y fauna en peligro, pese a la colocación de pasos de fauna para evitar atropellamientos de jaguares, cocodrilos o murciélagos, y pese a la reforestación frente a árboles talados (ramón, cerote, caobas, palmas…), hogares de especies que brindan aire limpio, frescura y agua.
En los mismos días, un grupo de académicos, científicos y organizaciones locales de Playa del Carmen manifestó su preocupación por los “graves efectos” del nuevo trazo en el tramo V como la fragmentación de conectividad entre animales y sus ecosistemas, agotamiento y contaminación del acuífero de la Península de Yucatán, posible extinción de flora y fauna, generación de residuos y extracción de materiales de construcción.
“A la fecha no hemos visto ningún indicio de que se esté contemplando la construcción de los múltiples pasos de fauna necesarios para salvaguardar las especies”, argumentan los académicos.
El investigador del Instituto de Ecología de la UNAM, Rodrigo Medellín, agregó que los pasos de fauna al estilo alcantarilla no servirán, sino que se requieren elevados, anchos y con túneles poblados con vegetación selvática, lo que requerirá el tiempo que Fonatur no tiene por la presión del Presidente Andrés Manuel López Obrador de concluir sí o sí en diciembre de 2023.
Pero Medellín aseveró que las Manifestaciones de Impacto Ambiental son cruciales para determinar las medidas de mitigación contra estos daños ambientales y, si no se presentan por la premura en su inauguración, “esta obra pasará a la historia como un monumento al abandono de la biodiversidad y pueblos originarios; será un desastre”.
Fuente: Sin Embargo / Foto: Cuartoscuro