
Septiembre ha sido especialmente duro para nuestro país. En Veracruz, los trágicos accidentes del camión y el tren dejaron profundas heridas.
En la Ciudad de México, la explosión de la pipa en Iztapalapa nos recordó lo frágil que puede ser la vida.
Y en Yucatán, el accidente en la carretera Mérida–Campeche volvió a estremecernos con su saldo fatal.
Nuestro más sincero pésame a todas las familias que han perdido a un ser querido en estos lamentables hechos. Que encuentren fuerza y consuelo en estos momentos tan difíciles.
Cada uno de estos sucesos nos invita a valorar la vida, la familia y la comunidad, y nos recuerda que la seguridad, la prevención y la solidaridad son esenciales en nuestro día a día.
En medio del dolor, también surgen historias de valentía, amor y esperanza: quienes ayudaron, protegieron y cuidaron de otros en momentos críticos nos muestran que la humanidad y la empatía siguen siendo nuestra mayor fuerza.
Que este septiembre nos deje una lección: apreciar cada instante, cuidar a los nuestros y construir un país más seguro y solidario.