Cuando se habla de mutantes es posible relacionar la palabra con criaturas deformes y fuera de este mundo que incluso podrían causar repulsión, sin embargo, la naturaleza es tan sutil que la mutación es parte de la evolución de todas la especies que habitan el planeta.
Un ejemplo es lo que ha ocurrido con miles de animales y plantas tras el accidente nuclear de Chernóbil ocurrido el 26 de abril de 1986, y que continúa dando valiosos aportes a la ciencia en cuanto a evolución del medio ambiente y especies, y es que a más de 30 años de la catástrofe decenas de animales continúa adaptándose a las condiciones del lugar.
De acuerdo con una investigación publicada en la revista científica Evolutionary Applications, la radiación en la zona de exclusión de Chernóbil ha provocado que las ranas de color verde mueran para dar paso a una población de una población de anfibios totalmente negros.
Es decir que estas ranas han pasado de un color verde brillante a un negro intenso como consecuencia de la adaptación a las enormes cantidades de cesio-137 radiactivo que cayeron en la mayor parte de Ucrania.
La zona de exclusión provocada por el accidente nuclear, que abarca dos mil 600 kilómetros cuadrados, es ahora una enorme reserva natural que los científicos han aprovechado para investigar cómo podrían adaptarse los animales a estos altísimos niveles de radiación.
Germán Orizaola, investigador de la Universidad española de Oviedo y coautor del estudio, afirma que su equipo se percató de la existencia de las ranas en su primera noche en Chernóbil.
«Sabemos que la melanina protege de los daños causados por diferentes tipos de radiación, desde los rayos ultravioleta hasta las radiaciones ionizantes, como las de Chernóbil», dijo.
Los científicos recogieron más de 200 especímenes de ranas macho de una docena de estanques de cría diferentes con distintos niveles de radiación entre 2017 y 2019, así descubrieron que las ranas de la zona de exclusión eran mucho más oscuras que las que estaban fuera de ella.
Sin embargo, los lugares más radiactivos no corresponden con las poblaciones de ranas más oscuras. Aunque las ranas más oscuras destacaban en las zonas más afectadas en el momento de la catástrofe.
Las ranas más oscuras habrían tenido más posibilidades de sobrevivir a la calamidad de 1986, lo que significa que la selección natural de los más aptos podría haberles ayudado a prosperar y a dominar la zona de exclusión.
«Con el tiempo -han pasado entre 10 y 12 generaciones de ranas desde el accidente-, esto habría dado lugar a que estas ranas negras fueran predominantes en la zona de exclusión».
El hallazgo significa que, en menos de 35 años, el proceso evolutivo de estas ranas ha cambiado para afectar a algo tan importante como el color de su piel.
Fuente y foto: AP