Para muchos, la celebración del Mundial de Qatar 2022 significará un motivo de fiesta y alegría, pero no para una mexicana cuyo sueño se truncó en aquel país.
Paola Schietekat pasó de ser víctima a acusada por denunciar un abuso, con el riesgo de ser acreedora a una condena de 7 años de cárcel y 100 latigazos.
La mexicana, científica del comportamiento y economista, llegó en 2020 a Qatar para cumplir su sueño de trabajar en el Supreme Committee for Delivery and Legacy, el comité supremo responsable de organizar el mundial de futbol.
Buscaba incidir en políticas públicas que hicieran de Qatar un mejor país, más incluyente y con mejores perspectivas para los migrantes.
“Realmente buscaba una manera de aplicar políticas públicas a través de la economía conductual en áreas como la sostenibilidad, la inclusión, la salud y ese tipo de temas, una agenda de política pública muy amplia en el marco de los preparativos del Mundial de Qatar”, contó.
Paola no acostumbraba a poner el seguro de la puerta del apartamento, debido a que le habían dicho que Doha era una de las ciudades más seguras del mundo. Pero el 6 de junio de 2021 todo fue diferente. Un amigo, de nacionalidad colombiana, entró a su apartamento por la madrugada y trató de abusar de ella.
“Estaba en un departamento al que me acababa de mudar hace poco y una persona de la comunidad latina entró en la noche y después de que yo me di cuenta, forcejeamos cuando yo trataba de reportarlo y obviamente su fuerza era superior a la mía, terminé yo en el piso, me empezaron a salir marcas en todo el cuerpo y decidí denunciar”, relató.
Al día siguiente, acompañada de la Embajadora de México en Qatar, Graciela Gómez, y el entonces Cónsul, Luis Alberto Ancona, acudió a presentar la denuncia ante la policía. Aún en shock y con su limitado árabe explicó la situación. Las autoridades le dieron como alternativas no proceder, obtener una orden de alejamiento, o ir a hasta las últimas consecuencias.
El cónsul le recomendó ir hasta las ultimas consecuencias, sin saber que eso complicaría el caso.
Más tarde, Paola fue llamada de nuevo a la estación de policía, ahí se encontró con su agresor, quien había declarado que había una relación de pareja. En ese momento, Paola pasó de víctima a acusada, ya que ante las leyes árabes, un noviazgo o tener relaciones sexuales sin estar casados constituye una relación extramarital, lo cual está penado hasta con 7 años de cárcel y 100 latigazos.
“Esta vez me empiezan a interrogar de una manera agresiva, todo en árabe, yo sin traductor y la embajadora y el cónsul sin hablar árabe. Lo que entendí es que el agresor había dicho que nosotros teníamos una relación pensando que sería una atenuante y eso jugó en mi contra porque abrió un caso de tener una relación fuera del matrimonio, que en Qatar es un crimen.
“Empecé a ser la acusada, yo ya no era la víctima, me di cuenta que en este tipo de casos, como son temas criminales, el estado de Qatar va en contra del acusado. Mi denuncia ya no importaba, ahora todo era la relación extramarital”, señaló.
Así transcurrieron 20 días en los que su madre debió acudir a Doha a auxiliarla, mientras que el consulado dejaba de contestar sus mensajes de ayuda. Ella y su familia debieron cubrir los gastos de defensa.
La situación escaló hasta el grado que, incluso, su abogada le recomendó que se casara con el abusador.
“Yo estaba en shock, me decía que estando allá podía ser la solución más viable”, recordó.
Fuente: Milenio