Con 20 años y habitante de una de las colonias más marginadas de Ecatepec, en la parte alta de Santa María Tulpetlac, María Magdalena Hernández Miramón ganó una beca para estudiar en la Universidad de Samara, en Rusia.
Actualmente impulsa los proyectos: “Niños con habilidades STEM” y “Educación inteligente para todos”, que le valió ser reconocida por el desarrollo más innovador de industrias del espacio y del futuro de México y Latinoamérica.
Tras su integración al Clúster Espacial de México y el interés que ha mostrado por dotar de herramientas a los niños de comunidades marginadas, para que puedan seguir estudiando en casa durante el confinamiento, la joven venció a 100 estudiantes de Centroamérica y América Latina en el proceso de selección.
Amante del ejercicio, especialmente del karate lima lama, entrona, curiosa, entusiasta y proactiva, Mag asegura que con la beca podrá potenciar sus conocimientos digitales, pedagógicos y tecnológicos, aplicándolos con los niños y los jóvenes para que desarrollen sus habilidades blandas (Soft Skills) y más mujeres tengan acceso a la ciencia y la tecnología, especialmente, porque solo 3 de cada 10 se interesan en estas áreas.
El curso tiene una duración de 6 a 8 meses y puede prolongarse un año. Por no contar con los recursos necesarios para solventar el viaje ni tener respuesta del gobierno municipal, buscará apoyo del gobierno estatal para poder cubrir sus gastos en caso de que la emergencia sanitaria se lo permita. Aunque en el fondo espera que pueda tomarlo de manera virtual.
«Regalando sonrisas»
A través del colectivo “Regalando Sonrisas” que preside, la estudiante de pedagogía en el Centro Universitario Opari, ha beneficiado a más de 2 mil personas con trabajo social que incluye a niños y niñas, sobre todo, madres solteras que, en muchos casos, han quedado en el rezago y viven en malas condiciones.
Como parte de su formación cuenta con un salón de clases dónde atiende a niños de muy bajos recursos, apoyada de su hermana y su mamá; e impulsa el desarrollo de sus habilidades en ciencia, tecnología, artes y educación inteligente, ya que ante la crisis sanitaria por covid-19 el sistema educativo no supo cómo responder, sobre todo, por la falta de recursos tecnológicos.
Tecnología desperdiciada
Tras un análisis, descubrió que en su municipio 6 de cada 10 niños no reciben educación en casa y el poco contacto que tienen las madres de familia con la tecnología es con sus celulares a través de los grupos de WhatsApp. “La mayoría no sabe utilizar un teléfono inteligente, solo lo tienen para mandar mensajes de buenos días y memes”.
Usa tecnología para desarrollarse
Ante este escenario, Mag decidió emprender los proyectos “Niños con habilidades STEM” y “Educación inteligente para todos”, como un modelo educativo que abarque varias corrientes y use la tecnología para el desarrollo de las habilidades blandas o Soft Skills de los niños de escasos recursos de Ecatepec.
“Al hacerlo el rezago educativo irá cediendo; aunque hay escuelas de tiempo completo donde los niños están la mayor parte del día, comen y hacen la tarea, en México no hay una materia que explote su potencial. Prueba de ello es que los niños no son resilientes a la pandemia que enfrentamos”.
Por la pandemia, Mag inició con un programa basado en los libros de texto y los temarios de los niños; para que se familiaricen con la tecnología -asegura- hablan previamente con los padres y establecen cómo ambos recibirán la inducción con conocimientos básicos de computación.
“Tenemos casos de niños que van en cuarto de primaria y no saben leer ni escribir. La tarea de los maestros en estos momentos es titánica y un niño difícilmente aprenderá de manera virtual si no tiene la inducción mínima”.
Para fortalecer la enseñanza, su emprendimiento ha retomado la “escuela para padres”, es decir, que los tutores estén pendientes de sus hijos, tomen los cursos y las clases para que estén en el mismo canal y el aprendizaje sea más efectivo.
Espera que en un año su emprendimiento pueda cambiar la impartición de educación y poder sustentarlo para que pase a una estancia privada y se incorpore a talleres como robótica, donde la ciencia y tecnología son prioridad. Su meta es que en un futuro no muy lejano pueda implementarse en el sistema nacional.
Fuente: Milenio