
En el primer cuadro de Mérida, la historia se cuela en el viento y en las piedras que la vieron nacer.
Y todavía de pie están los viejos arcos coloniales, construidos en los años 60’s, que son testigos silenciosos de un tiempo en que se soñó con una ciudad amurallada.
El Arco de San Juan Bautista; el Arco “Del Puente”, donde alguna vez un humilde puente de madera salvaba a los vecinos de las inundaciones; y el Arco de Dragones, antiguo refugio de frailes y hoy hogar de risas infantiles, guardan en su estructura la memoria de generaciones.
Y con nostalgia se recuerda el arco de la avenida Internacional, que fue retirado para dar paso a la modernidad, dejando una herida a la ciudad con alma, que abraza su pasado mientras camina hacia el futuro.
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