El «cocay» es el nombre con el que los mayas llaman a las luciérnagas y hay una leyenda que cuenta cómo este insecto creó su propia luz.
En el Mayab residía un señor capaz de curar a los enfermos a través de una piedra color verde. Un día, se dio cuenta de que la había perdido en el bosque y le pidió a los animales que le ayudaran a buscarla.
Fue el «cocay» que nunca se rindió a la búsqueda y no paró hasta encontrarla; por su dedicación y perseverancia, obtuvo una recompensa, su propia luz.
Al devolverle la piedra a su dueño, este le dice que la luz representa la nobleza de sus sentimientos y la brillantez de su inteligencia. Desde entonces el «cocay» fue respetado por todos los animales.
Ahora en los atardeceres, noches y amaneceres los puedes ver iluminando caminos.