La Catedral de Salamanca acoge desde hoy la exhibición de la primera recreación hiperrealista del cuerpo de Cristo basado en los datos científicos obtenidos de la Sábana Santa de Turín.
La escultura, realizada en látex y silicona, pesa unos 75 kilos y, al tacto, se comporta como un ser humano, según los responsables de la exposición, pues no es posible comprobarlo por los visitantes.
La figura produce una impresión notable en el espectador. Tanto es así que al Obispo de Salamanca, Mons. José Luis Retama, que fue de los primeros en ver la escultura, se le pudo observar meditando en silencio por unos segundos.
La postura es la propia del rigor mortis que debió sufrir el cuerpo de Cristo. Piernas un tanto encorvadas, manos cruzadas a la altura del pubis. No hay un falso pudor en la figura. Todo el cuerpo del hombre de la Sábana Santa es visible, sin prejuicios, circuncisión incluida.
El pelo que se ha utilizado es humano y se aprecia por todo el cuerpo, desde los pies a la cabeza, con todo el realismo, sin dejarse un detalle.
Cuando uno se acerca a la figura -manos atrás, según las normas establecidas- puede observar cada poro de la piel, las pecas, pestañas y pelos de las cejas.
La espalda queda un tanto elevada. Así se pueden apreciar las laceraciones en la cabeza producidas por la corona de espinas y una suerte de pequeña trenza que recoge el pelo. También los hematomas en los hombros debidos a la carga del madero.
En la piel se puede observar cada una de las heridas de desgarro producidas por la flagelación y las huellas de los clavos en manos y pies, así como la lanzada entre la quinta y la sexta costillas del lado derecho. La nariz, quebrada y el ojo derecho amoratado.
El silencio en la sala habla de los intensos diálogos internos que deben producirse en cada corazón ante el misterio de la figura.
Monseñor Retama ha afirmado que esta representación hiperrealista no supone un “conflicto teológico” porque el Misterio se ha hecho carne. Al contrario, “será una ayuda para ver el Misterio, un reclamo hacia el Misterio”.
La muestra cuenta, más allá de su pieza principal, con una interesantísima exhibición previa que pone en contexto al espectador sobre la realidad de la flagelación y crucifixión de Jesús y las investigaciones sobre la Sábana Santa.
El primer evangelizado, el comisario
La escultura hiperrealista trata de poner ante el espectador un “cuerpo de calidad humana sin movimiento artístico”, sin interpretación, realizado a partir de los datos científicos multidisciplinares basados en estudios sobre la Sábana Santa.
Así lo asegura el comisario de la exposición, Álvaro Blanco, quien ha dedicado más de 15 años de investigación para la puesta en marcha de la exposición, que cuenta además con una profusa explicación previa sobre los datos históricos y científicos que culminan en el cuerpo hiperrealista.
Blanco confesó durante la presentación de la exposición en la sacristía de la Catedral de Salamanca, que en el momento de ver el cuerpo terminado se convenció de que “estaba ante Jesús, estaba ante la imagen del cuerpo de Jesús de Nazaret”.
Blanco, que con 11 años formó parte de la escolanía del monasterio de El Escorial a cargo de los Padres Agustinos, se considera “el primer evangelizado” por la imagen hiperrealista, que le ha procurado “una reconexión con Jesús de Nazaret”.
Camino de la JMJ y el Jubileo 2025
El proyecto “The Mistery Man” impulsado por ArtiSplendore, tiene previsto permanecer en Salamanca entre 4 y 6 meses y el deseo de convertirse, más que en una muestra itinerante, en una “muestra peregrina”.
“En los próximos 20 años queremos acudir a templos de todo el mundo”, ha explicado el director ejecutivo de la entidad, Francisco Moya, que no oculta su deseo de estar presentes en la Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará en Lisboa en agosto de 2023.
También está entre sus planes poder acudir a Roma en el jubileo previsto para 2025 y, por supuesto, en algún momento a Turín, donde podría exponerse junto a la Sábana Santa original.
La exhibición, apta para todos los públicos, se podrá visitar con una audioguía que acompaña al visitante en un recorrido que puede completarse en unos 45 minutos por tan sólo 14 euros por adulto, en una entrada conjunta con la visita a la catedral.
Las familias sólo pagan hasta el tercer hijo y hay precios reducidos para mayores de 65 años, estudiantes, grupos de más de 15 personas y discapacitados. Los menores de 7 años entran gratis.