Astrónomos del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) y otras instituciones han detectado una extraña señal de radio procedente de una galaxia situada a miles de millones de años luz de la Tierra que se repite con una regularidad sorprendente, con un patrón similar al de los latidos del corazón.
La señal, clasificada como una ráfaga rápida de radio (FRB, por sus siglas en inglés) o señal espacial de origen desconocido, fue descubierta en 2019 por el equipo de astrónomos que estudia FRB con el radiotelescopio denominado Experimento Canadiense de Cartografía de la Intensidad del Hidrógeno (CHIME/FRB). Se considera la FRB más duradera y con la estructura periódica más clara detectada hasta ahora.
A pesar de que las FRB no suelen durar más de unos pocos milisegundos, la nueva señal, llamada FRB 20191221A, persiste hasta tres segundos, unas 1.000 veces más que el promedio. Estas ráfagas se repiten cada 0,2 segundos en una periodicidad parecida a los latidos del corazón. Los astrónomos piensan que podría proceder de un púlsar de radio o de un magnetar, ambos variedades de estrellas de neutrones.
Durante el estudio de FRB 20191221A, los científicos encontraron similitudes con las emisiones de los púlsares de radio y los magnetares de nuestra galaxia. La principal diferencia es que la nueva señal parece ser más de un millón veces más brillante.
Los astrónomos esperan detectar más señales periódicas de esta fuente, que podría constituirse en una especie de reloj astronómico. Así, la frecuencia de las ráfagas y cómo cambian a medida que la fuente se aleja de nuestro planeta podría utilizarse para medir la velocidad de expansión del universo.
«Esta detección plantea la cuestión de qué podría causar esta señal extrema que nunca hemos visto antes, y cómo podemos utilizar esta señal para estudiar el universo», dijo Daniele Micilli, posdoctorado del Instituto de Astrofísica y Estudios Espaciales Kavli del MIT, quien agregó que los telescopios del futuro permitirán descubrir miles de nuevas FRB al mes.
El estudio fue publicado en la revista Nature.
Fuente: Actualidad Rt / Foto: CHIME / MIT