
Hace 23 años, Yucatán vivió uno de sus peores capítulos climáticos.
El 22 de septiembre de 2002, el huracán Isidoro tocó tierra y azotó el estado durante 36 horas seguidas, con lluvias intensas y vientos devastadores.
Miles de hogares, cosechas e infraestructura quedaron bajo el agua o fueron destruidos.
Isidoro no solo dejó daños materiales: dejó una huella imborrable en la memoria de todo Yucatán.
Hasta hoy, sigue siendo recordado como el último gran huracán que ha golpeado tan duramente a la región.
Información Con Acento / Fotos: Joaquín Díaz Mena