Traer de vuelta a los mamuts a la tierra diez mil años después de su extinción. Es el proyecto de una empresa especializada en genética de Estados Unidos, bautizada con el nombre Colossal, que está empezando a recaudar fondos para introducir la especie del mamut lanudo en la tundra ártica. Ya cuentan con 15 millones de dólares.
El proyecto consiste en crear embriones híbridos de mamut y elefante asiático, una especie que está hoy en día en peligro de extinción. Las primeras crías, según las previsiones, podrían ver la luz en seis años.
El ADN de mamut se puede conseguir gracias a los restos de animales que se han conservado congelados en el permafrost. Interesan en concreto los marcadores genéticos que permitían la adaptación de los mamuts al frío, como el pelo y la grasa. Ese material genético se combinaría con células madre obtenidas de los elefantes. La gestación de estos embriones se llevaría a cabo bien implantándolos en elefantes, bien construyendo un útero artificial.
¿Y cuál es el objetivo de crear un elefante adaptado al frío en la era del calentamiento globlal? Pues el motivo que alegan los impulsores del proyecto es «curar al planeta» con una especie de efecto mamut.
Primero, se podría conseguir la preservación del elefante asiático al permitirle una adaptación al ecosistema del ártico. Según su argumento, la introducción de este animal sería además una buena noticia para la rehabilitación de la tundra.
La duda que queda es si se trata de una justificación sólida o de una excusa elaborada para el experimento que también podría acarrear consecuencias inesperadas para el ecosistema. Como mínimo, se trata de una apuesta.
Pr ejemplo, citan el beneficio que generarían los mamuts si derriban los árboles de la tundra y compactan el suelo con su trote. Según aducen, así ayudarían a combatir el calentamiento del Ártico y a rehabilitar las praderas de la tundra, pero ese argumento está lejos de ser incontrovertible.
Fuente: Agencias
