En la arqueología de la región Puuc de Yucatán son recurrentes las representaciones de falos, las cuales en la época prehispánica estaban asociadas con la fertilidad no solo humana, sino también agrícola.
No obstante, la escultura recientemente hallada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en la Zona Arqueológica de Oxkintok, es la primera de carácter dual recuperada en el sitio arqueológico de Oxkintok, informa el arqueólogo del Centro INAH Yucatán y director del proyecto, Luis Pantoja Díaz.
La temporalidad de la efigie se ha establecido mediante la asociación con la cerámica hallada en el contexto, hacia el periodo Clásico Tardío (750- 900 d.C.), dio a conocer el arqueólogo, tras varios estudios, luego de ser rescatada entre los escombros el pasado mes de noviembre.
Pantoja Díaz, reitera que se trata de una efigie cuya dualidad radica en contar con dos representaciones: la de un hombre y la de un falo.
“Por el lado frontal, se observa a un hombre desnudo, con rasgos anatómicos desproporcionados que alargan su torso y dan a su abdomen una apariencia flácida, y por la parte posterior, la representación de un falo, donde los glúteos del individuo pueden interpretarse como los testículos, y dos comisuras a la altura de los hombros asemejan un glande”, describe.
La escultura de piedra caliza, ahonda el investigador, pesa aproximadamente 150 kilogramos y mide 1.35 metros de altura, por 53 cm de ancho y 25 cm de grosor; dadas sus características, se plantea incorporarla al acervo del Museo de la Ruta Puuc, el cual se construye en la Zona Arqueológica de Kabah, como parte del Promeza.
En cuanto al simbolismo de la escultura, Pantoja Díaz puntualiza que la pieza no puede asociarse con deidad alguna, ya que no presenta atributos suprahumanos distinguibles. “La erosión del material solo nos permite interpretarla como una figura humana decapitada, de cuyos hombros parece colgar una serpiente”.