
Una de las creencias más antiguas y difundidas en la comunidades mayas de la Península de Yucatán es el “mal de ojo”.
Enfermedad originada por la “mirada fuerte” de algunos individuos calurosos (chokoj u yóol), personas envidiosas o ebr1as; también por la influencia de aquellos individuos que pasan por determinados estados físicos o de ánimo.
Principalmente afecta a los menores y se les puede identificar por que padecen de vómitos, diarrea, llanto o intranquilidad.
Para que el menor pueda recuperarse de esos síntomas tiene que ser “santiaguado” por un curandero quien lo baña con ruda, albahaca y en diversas ocasiones le arroja licor, depende del estado de salud en que llegue el menor.
Por eso los abuelos mayas siempre recomiendan que los pequeños usen hilos rojos o pulsos con las semillitas de la planta Ooxol en los infantes para evitar “el mal de ojo”.
Vía: Dr. Miguel Güémez / UADY /Fotos: José Tec