Hace 32 años, el tiempo se paralizó cuando en México se alcanzó a percibir un eclipse solar. Fue la tarde del 11 de julio de 1991 cuando por siete minutos y millones de personas alrededor del país dejaron de lado sus actividades para salir y presenciar el fenómeno astronómico.
A las 13:24 horas el Sol se torno oscuro, miles de personas presenciar ese maravilloso evento, similar a que podría vivirse mañana el país, siendo la Península de Yucatán la privilegia con el llamado «anillo de fuego», pues se apreciara el fenómeno en un 95% mientras que en el centro de México solo un 70%.
El Sistema Nacional de Salud examinó a unas 96 personas que presentaron daños en la vista tras exponerse al eclipse de 7 a 10 minutos sin ningún tipo de protección, ninguno de los casos pasó a mayores, pues todos los afectados recuperaron su vista de forma total en cuatro meses.
A causa de ese eclipse el Gobierno Federal formó la “Comisión Intersecretarial para el Eclipse 1991”, con el fin de informar a la población sobre la importancia de evitar observar este fenómeno de forma directa, sobre todo repartir filtros especiales.