Ayer por la noche arribó a Cuba el presidente Andrés Manuel López Obrador para una visita oficial. Es el último punto de su gira por Centroamérica y esta isla. Su presencia en La Habana patentiza la nueva etapa en las relaciones bilaterales inaugurada en 2018 tras los altibajos ocurridos durante el llamado periodo neoliberal, como define el propio mandatario a las casi cuatro décadas previas a su llegada al poder.
A las 19:27 horas arribó la aeronave de la Fuerza Aérea Mexicana que transportaba al mandatario mexicano acompañado por su esposa y del secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard. En la pista ya lo esperaba el canciller cubano Bruno Rodríguez, quien le dio la bienvenida oficial. Poco después, la Banda de ceremonias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias cubanas interpretaron una pieza musical en honor de López Obrador como parte de una recepción protocolaria que no se prolongó más de diez minutos.
A través de sus redes sociales, el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, ofreció la bienvenida a su homólogo: “Bienvenido a #Cuba, querido presidente @lopezobrador. Su visita estrechará los lazos de amistad entre nuestros países, que ya son entrañables porque superan el tiempo y los desafíos para instalarse en el alma de nuestros pueblos. #3Cuba y México, #Amlo en Cuba”.
La agenda de López Obrador para este domingo será intensa, destacando un encuentro privado con el mandatario cubano Miguel Díaz-Canel, quien entregará la Orden José Martí al presidente de México. En la agenda se incorporó la firma de un convenio entre la secretaría y el Ministerio de Salud de ambos países y la ofrenda floral en el monumento a José Martí, en la Plaza de la Revolución.
Histórica y emblemática relación que en los últimos sexenios osciló entre acercamientos protocolarios y episodios diplomáticos que llevaron al distanciamiento, particularmente bajo los gobiernos panistas. El arribo de López Obrador al gobierno abrió la puerta para restaurar los lazos diplomáticos, de amistad y cooperación entre ambas naciones, y este domingo se refrendarán con el presidente mexicano en La Habana.
Acompañado de su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, así como de los secretarios de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard; de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, y de Marina, José Rafael Ojeda, el mandatario se reunirá en privado hacia el mediodía con su homólogo cubano Miguel Díaz-Canel y, más tarde, habrá un encuentro ampliado con las comitivas de ambos gobiernos.
Será el tercer encuentro de ambos mandatarios luego del par de visitas de Díaz-Canel a México en octubre de 2019 y en septiembre de 2021. En esta última, López Obrador tuvo la deferencia con el presidente cubano de invitarlo a hablar en el Zócalo capitalino durante la conmemoración de la Independencia nacional.
En esa ocasión, y como lo dice en cada oportunidad, López Obrador condenó en su discurso las acciones históricas contra Cuba y llamó respetuosamente al gobierno de Estados Unidos a levantar el bloqueo, porque ningún Estado tiene derecho a someter a otro; si tuviera éxito, se convertiría en un triunfo vil, pírrico, canallesco, aunque es algo que no parece probable.
Esa inusual celebración de la Independencia desató incluso una polémica con el ex presidente Felipe Calderón, quien cuestionó la decisión. Y la ironía de López Obrador no se hizo esperar: ¡Pues qué bien que no le guste, fuera máscaras!.
Hay que recordar que en 2017, el gobierno de la isla negó la entrada al pasajero Felipe Calderón, según tuiteó entonces el propio ex presidente. Y el Ministerio de Relaciones Exteriores fue explícito al calificar como una provocación y un intento de dañar la imagen internacional de Cuba en un encuentro convocado para conmemorar al disidente cubano Oswaldo Payá, motivo de la visita del ex mandatario.
Zedillo: el inicio de una etapa de sobresaltos
Desde el triunfo de la Revolución, los gobiernos priístas mantuvieron estrechos lazos con la Cuba de Fidel Castro. Ese vínculo, empero, comenzó a dar un viraje con el gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León.
Las buenas relaciones que privaron entre ambas naciones al comenzar el sexenio de Zedillo (1994-2000) paulatinamente fueron modificándose ante las posturas de su gobierno respecto de Cuba y, en el ocaso de la administración, alcanzaron niveles que lindaron en la confrontación.
Así, un fuerte discurso de Castro respecto de la cercanía creciente de México con Estados Unidos tras la firma del tratado comercial motivó incluso que la cancillería mexicana expresara su extrañeza y llamara al entonces embajador cubano en México para expresar la inconformidad.
A su vez, y al iniciar su administración, el panista Vicente Fox intentó dejar atrás ese diferendo y realizó una visita a La Habana, donde recibió un trato deferente por parte de Castro. Pero sería sólo una reconciliación efímera, porque vino en seguida (2002) el más escandaloso episodio entre ambos gobiernos en el contexto de la cumbre de Naciones Unidas sobre el Financiamiento al Desarrollo, en Monterrey.
La solicitud expresa de Fox para que Castro se retirara del país antes de la llegada al encuentro del presidente de Estados Unidos, George Bush, conocida por la difusión del audio de la conversación, precipitó una crisis en la relación. Y las diferencias se profundizaron con las posturas asumidas por México hacia Cuba en diversos foros internacionales.
Crítico de la situación en materia de derechos humanos en la isla ya como ex presidente, Felipe Calderón (2006-2012) optó por distender las para entonces maltrechas relaciones diplomáticas e incluso, casi al término de su gestión, visitó Cuba.
Una postura similar continuaría su sucesor, el priísta Enrique Peña Nieto. Durante la celebración en 2014 de la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) –creada a impulso del líder venezolano Hugo Chávez–, realizó también una visita oficial que incluyó un encuentro con Fidel Castro, entonces ya apartado de la vida pública.
Dos años más tarde, durante los funerales del líder y ante una pletórica Plaza de la Revolución y decenas de dirigentes internacionales, Peña Nieto definió a Castro como el constructor de la Cuba revolucionaria; pero, más aún, fue una de las figuras emblemáticas de la segunda mitad del siglo XX.
En este periodo, mas allá de los acercamientos de alto nivel, los discursos públicos y reuniones privadas, en los hechos, la solidaridad entre ambas naciones tuvo sus mayores expresiones durante la pandemia.
A la presencia de médicos cubanos en México, en plena escalada de la primera ola de covid en México, nuestro país respondió tiempo después con el envío de dos barcos a Cuba con medicamentos y productos alimenticios.
Este domingo, con la visita de López Obrador, se dará un nuevo episodio en las relaciones.
Fuente: La Jornada