P’oob k’eeban (Lavado de los pecados) en la cultura maya, es una práctica extinta en la Península de Yucatán y consistía en limpiar y lavar muy bien a las personas fallecidas para después con el agua de ese baño se preparaban las bebidas y alimentos que eran repartidas entre los asistentes al velorio y la novena.
De acuerdo con declaraciones al medio de comunicación La Jornada Maya, el historiador y antropólogo Lázaro Hilario Tuz Chi, expresó que con esa agua donde se lavaba al difunto “Se usaba, por ejemplo, para preparar chocolate y con ello se acompañaba a los deudos con el dolor y los pecados que el difunto deja en el mundo”.
Este ritual tenía el objetivo de garantizar que la persona muerta entrara al Xibalbá libre de pecados, los cuales eran repartidos entre todos los asistentes al velorio.
“El Lavado del pecado quiere decir que si una persona se estaba yendo pecadora, había que limpiarla y lavarla para que parte de esos pecados los compartiera con el resto de la gente para que fuera muy leve su ingreso al más allá”, explicó Tuz Chi.
Se ha documentado que la práctica se realizaba en diversos pueblos mayas posiblemente desde hace 50 años para atrás, pero es un ritual que ha ido desapareciendo y es muy probable que ya no se practique.