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El telescopio James Webb descubre su primer exoplaneta

En un nuevo avance astronómico captado por el Telescopio Espacial James Webb (JWST) se está convirtiendo en una hazaña inédita, luego de que logró capturar la primera imagen directa de un exoplaneta del tamaño de Saturno,fuera de del sistema solar.

Este planeta, llamado TWA 7b, orbita una joven estrella enana roja ubicada a unos 111 años luz de la Tierra, en la constelación de Hydra, que, en términos cósmicos, lo verdaderamente impresionante es su tamaño: con una masa similar a la de Saturno, es el exoplaneta más pequeño jamás fotografiado directamente.

Hasta ahora, la mayoría de los más de 5,000 exoplanetas descubiertos se han detectado de forma indirecta, observando los efectos que causan en sus estrellas: pequeñas disminuciones de luz cuando pasan por delante, o la leve oscilación que generan con su gravedad. Pero verlos de frente, con una cámara espacial, es otro nivel.

Y ahí es donde entra el JWST, que con su sensibilidad infrarroja y su avanzada óptica, logró detectar el tenue resplandor térmico de TWA 7b. Para ello, el equipo utilizó una herramienta muy especial: un coronógrafo, que básicamente bloquea la luz brillante de la estrella, como si hicieran sombra con la mano para ver algo que brilla demasiado.

TWA 7b fue localizado dentro de un anillo de polvo que rodea su estrella.Los astrónomos ya sabían que esta estrella joven, con apenas 6.4 millones de años, tenía tres anillos de escombros, similares al cinturón de asteroides o de Kuiper en el sistema solar, pero mucho más visibles por el calor residual que aún emiten.

En una de esas bandas polvorientas, los científicos detectaron una fuente de luz infrarroja apenas perceptible, incrustada dentro de un “agujero” en el polvo: ese era TWA 7b. Al estar tan lejos de su estrella, brilla muy poco, pero lo suficiente como para que Webb lo haya detectado.

Y aún hay más: se observó un anillo delgado de polvo alrededor de la órbita del planeta, algo que solo existía en simulaciones y modelos, pero nunca había sido visto directamente. Es lo que los astrónomos llaman un «Anillo de Troya», y su existencia refuerza la idea de que estamos viendo un sistema planetario en plena evolución.

Fuente: AP

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