“Mr. Zero”, como se hace llamar Eduardo Domínguez, la está rompiendo en grande no solo en el mundo de la moda. A sus 18 años, el joven, de raíces otomíes y oriundo de Tepito, en CDMX, se está convirtiendo en un referente no solo por posar para marcas como Gucci, Louis Vuitton o Dockers, sino por romper estereotipos y recordar que el racismo y la discriminación ya no deben tener cabida en el siglo 21.
Todo empezó hace cuatro años, cuando Eduardo fue abordado en plena calle de la colonia Roma, en CDMX, por el fotógrafo Dorian Ulises López, conocido por su obra “Mexicano”, un compendio de imágenes que buscan retratar la “verdadera belleza mexicana” y que fueron expuestas en el museo Whitney de Nueva York.
El estilo rapero y los rasgos marcadamente indígenas en las facciones de Eduardo, una belleza que rompe con los estereotipos dominantes del mundo anglosajón en la moda, la publicidad y otros ámbitos, fue lo que atrajo a Dorian para invitarlo a participar en varias sesiones de foto.
“Yo no identificaba esa belleza en mí. Poco a poco me fui dando cuenta (del valor) de la piel de bronce, de la piel morena, y a representar mis raíces y mis rasgos con orgullo”, contó en entrevista con Bloomberg Businessweek México. “Mis rasgos son marcadamente otomíes: mi altura, mi fisonomía. Mis facciones representan a muchos mexicanos de piel morena”, agrega.
Al poco tiempo, Mr. Zero, quien también es músico de trap independiente, empezó a asistir a castings y a participar con grandes marcas de ropa, al mismo tiempo que realizaba labores de limpieza en un residencial de lujo en Santa Fe para su manutención.
Su primer trabajo formal como modelo fue en la Mercedes Benz-Fashion Week.
En aquella ocasión vivió un episodio de discriminación cuando un guardia de seguridad no le creyó que fuera modelo y no le permitió la entrada al lugar solo por su apariencia.
“El racismo duele. Hay que entender que hay distintos tipos de belleza, que todas las personas somos hermosas y que solo tenemos características que resaltan”, destaca.
Hoy en día aún insultan a Eduardo por su color de piel, sus tatuajes o su vestimenta. Le han dicho que es un “malandro” o un “drogadicto”, pero él prefiere hacer caso omiso, concentrarse en su carrera como modelo y músico e inspirar a otras personas.
“Hay quienes se identifican con mi historia o se inspiran y de ahí sacan fuerza. Les da un empujoncito. Agradezco mucho poder transmitir ese mensaje (…) y que las personas puedan decir: ‘yo soy así y no tiene nada de malo. El que me vista así y tenga estas facciones no me hace más ni menos que tú’”, señala. “A las niñas y niños de piel morena y rasgos indígenas me gustaría decirles que se sientan orgullosos, que tienen una piel hermosa, una piel de bronce, que su piel brilla”, agrega.
Eduardo sueña con llegar a lo más alto en el mundo del modelaje y de las pasarelas, y agradece la oportunidad de poder contribuir de alguna manera a la erradicación del racismo y la discriminación en México, además de poder visibilizar la diversidad cultural de su país.
Fuente: El Financiero