El pasado 23 de agosto fue hallado muerto el hombre indígena conocido como «el hombre del hoyo», que vivía desde hace más de 26 años en aislamiento voluntario en la selva amazónica de Brasil.
Según fuentes oficiales, el hombre falleció aparentemente por causas naturales. Se desconoce su edad exacta, pero se estima que podría haber tenido alrededor de 60 años.
El «indio del hoyo» o «indio Tanaru», el último sobreviviente de su comunidad, de una etnia desconocida, fue hallado muerto en su hamaca, dentro de su choza, según informó la Fundación Nacional del Indio (Funai) en un comunicado.
Era conocido como el «hombre del hoyo», dado que en las chozas en las que vivía había siempre un agujero en el suelo. La mayoría estaban vacías y se cree que los usaba como escondites, pero otros tenían estacas con punta en el interior, por lo que se sospecha que podría haber sido usados para cazar animales.
En los alrededores de las 53 chozas que ocupó a lo largo de los años, se han detectado plantaciones de maíz y mandioca, como así también frutas como banana y papaya.
El hombre había sido localizado hace 26 años en la tierra indígena Tanaru, ubicada en el estado de Rondonia, cerca de la frontera con Bolivia, y desde entonces era seguido y protegido por la Funai.
En 2018, un grupo perteneciente a la Funai se topó de casualidad con el hombre en la selva y lograron filmarlo por un par de segundos, mientras hachaba un árbol con un arma que parecía ser un hacha.
El hombre se resistió de manera feroz a la posibilidad de ser contactado por nadie. Puso tramas y atacó con arcos y flechas a quien intentara entrar en contacto con él.
La institución informó de que no se encontraron vestigios que indiquen la presencia de otras personas cerca de la choza, así como tampoco había señales de violencia o de lucha, puesto que los utensilios utilizados por el hombre se encontraron en su lugar habitual.
Un grupo de peritos de la Policía realizaron una primera inspección al cadáver, que será sometido a una autopsia por un médico forense de la Policía Federal.
Para llevar a cabo los trabajos de monitoreo del indígena, se usaron drones y un escáner en tres dimensiones, así como se recolectaron diversos vestigios en el lugar donde vivía, que también serán analizados.
A lo largo de los 26 años desde que fue hallado este indígena, la Funai ha identificado 53 chozas en las que vivió este hombre, todas ellas con una única puerta y siempre, con un hoyo en el interior de la vivienda.
En la selva brasileña se han identificado al menos 114 pueblos indígenas que viven aislados, sin mantener contacto con los no indios.
Fuente: EFE