Especialistas de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) desarrollan la vacuna intranasal contra covid-19 que tiene como base la Quivax 17.4 y cuyo potencial será detener al virus desde su entrada, disminuyendo la posibilidad de que se aloje en vías respiratorias inferiores.
Liderados por Rocío Alejandra Ruiz Manzano, el proyecto tiene como objetivo combatir la infección por SARS-CoV-2, incluso ser una alternativa de las inmunizaciones inyectadas “que pueden ser sustituidas o potenciadas por las vacunas intranasales”.
En el Laboratorio de Investigación en Inmunología y Vacunas (Linvas) de la Facultad de Ciencias Naturales (FCN) de la Institución, la experta mencionó que la aplicación intranasal está registrando un potencial a nivel internacional y que, de hecho, ya hay vacunas contra covid-19 siendo probadas por esta vía, lo que tiene mucho sentido considerando que este virus se transmite de forma aérea.
“Lo que nosotros buscamos es que el sistema inmune respiratorio esté preparado para responder contra el virus de la manera más rápida posible. Al administrar la vacuna por esta vía entrenamos al sistema inmune local. Evaluamos la posibilidad de usar diferentes adyuvantes, los cuales son compuestos que facilitan este entrenamiento inmune, y diseñamos un método para administrar buscando que la vacuna permanezca el mayor tiempo posible en vías respiratorias superiores y que alcance vías respiratorias inferiores”, explicó.
“Por el momento vamos a evaluar la producción de anticuerpos locales en el tracto nasotraqueal y a un nivel inferior, es decir, a nivel broncoalveolar, así como la respuesta celular pulmonar y sistémica. Buscamos que la vacuna estimule una respuesta local, que active el sistema inmune y genere anticuerpos sistémicos para que el virus pueda ser neutralizado, sin importar su vía de entrada”, señaló.
Ruiz Manzano añadió que este trabajo tiene como base la Quivax 17.4 de la UAQ y en los ensayos se están probando diferentes concentraciones de la vacuna para saber cuál es la ideal y detectar la producción de anticuerpos específicos en todo el tracto respiratorio superior e inferior. Anticipó que en 30 o 45 días podrían obtenerse los resultados preliminares de este ejercicio.
“Estamos obteniendo resultados y analizándolos, entonces, parece que es una opción muy prometedora”, dijo.
La investigadora advirtió que, si bien su desarrollo se da en un contexto en el que ha reinado la vacuna inyectada, la intranasal puede sustituirla o, bien, potenciarla.
“La ventaja de la vacuna intranasal es que estimula una respuesta local justo en el lugar donde entra el virus, entonces, esta respuesta estaría lista para neutralizar la entrada del virus, disminuir la probabilidad de que este pueda llegar a vías respiratorias inferiores y que pueda afectar de manera mucho más severa. Además, esta administración no es dolorosa y, hasta donde hemos detectado, no produce las reacciones adversas asociadas a la vacuna inyectada”, detalló.
Ruiz Manzano enfatizó que si se logra crear una memoria sistémica a través de la vía intranasal se podría tener una respuesta local más rápida de anticuerpos.
“Buscamos que los individuos inmunizados con Quivax 17.4 intranasal generen una respuesta celular de memoria, que permita la producción más rápida de anticuerpos específicos que puedan neutralizar la entrada del virus a nivel respiratorio”, subrayó.
El posdoctorado que cursa la Ruiz Manzano en la UAQ pertenece al programa de Estancias Posdoctorales Nacionales en Apoyo por SARS-CoV-2 del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
En esta innovación participan activamente ocho investigadores más Teresa García Gasca; Juan Joel Mosqueda Gualito; Rosa Pérez Serrano; Mariana Rocha Solache; Sergio Hugo Nieves Morán; Miguel Andrés Velasco Elizondo; Mayra Mirelle Reyes; y Esteban Santacruz Martínez.
Fuente y foto: Milenio